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Harry.

Me desperté con un gran dolor de cabeza, voltee a ver asustado a los lados.

¿Por qué no tengo camisa? 

Voltee mi cabeza y la cama estaba vacía, entonces los recuerdos vinieron a mi como un gran golpe.

Mierda, Fairuz.

Corrí desesperado por toda la casa pero no la encontré. Desbloquee el celular para llamarla y al hacerlo, había una foto mía besándome con una rubia, ¿Quién era ella? Fairuz lo había visto, ella sabía lo que había hecho. La llamé pero su celular estaba apagado, al pasar por el espejo me vi, carajo, tenía lápiz labial, chupetones y arañazos en mi cuerpo.

Putamadre, no no no, ella no puede haberme dejado. 

Volví a la habitación y entre al armario, todo su espacio estaba vacío, se había ido, ella se había ido.

Busqué desesperado sus cajones, encima de su mesita de noche, había un papel

"A veces el para siempre puede esperar un minuto, te amo Harry, pero esto no te lo voy a perdonar nunca"

Me caí a llorar, como había tan estúpido para hacerle esto, ayer solo recuerdo haber tomado hasta perder la conciencia, estaba por irme pero alguien me detuvo y de ahi no recuerdo ni como llegué aquí, carajo.

Ella se había ido de mi lado, sentí un vacío que nunca pensé volver a experimentar, y es que hay algo que ella no sabe y quizá ahora, nunca lo sabrá.

Holmes Chapel, 2010.

—Adios, Harry.

Sentí sus pequeñas pisadas cada vez más lejos, no me permití voltear, no cuando estaba llorando tanto que no podía controlar mis lágrimas.

No sé me ocurrió mejor idea que gritarle y explotar cuando ella no tenía la culpa de absolutamente nada. Eramos menores de edad, era lógico que sus padres no dejarían que se quedará aquí, que se quedara conmigo. No era su culpa y yo lo sabía, sin embargo, me cegué por el enojo y la ira de no volverla a ver nunca más.

Llegué a casa tarde y triste, mamá intentó consolarme pero solo lloraba diciendo que la había perdido, que la había dejado ir enojada conmigo. Esa noche no dormí, mi cabeza viajaba de un lugar al otro, porque apenas cerraba los ojos, ella aparecía, sonriendo ante mis pésimos chistes, caminando delante mío o bailando, porque Fairuz, baila hasta cuando la melodía no da para hacerlo. Y me sentí tonto, porque tendré diesiséis años, pero llegaré a los cincuenta y sé que nada se igualará a esto que siento cuando ella esta cerca.

No sé en que momento me dormí, pero cuando desperté, salí corriendo de la casa, quería verla, al menos por última vez, y eso hice, eso fue lo que hice. La vi, despidiendose de Amelia, su abuelita, con algunas lágrimas que hicieron que yo bote algunas. Y la seguí, siendo un cobarde la seguí corriendo y escondiendome mientras ella se alejaba con el auto. La vi partir y supe que se había llevado un pedazo de mi, fuera a donde fuera.

Y eso siento ahorita, porque volví a cagarla, como juré nunca volver a hacerlo

Fairuz.

Me desperté con los ojos hinchados y dolor de cabeza, Xio se había quedado dormida conmigo, pobre.

—Te despertaste —me sonrió.

—Si, lo siento por lo de anoche yo.. no tenía donde más ir, en unos días encontraré algo y..

—Amiga, tranquila —me sostuvo entre sus brazos. —Puedes quedarte el tiempo que quieras, sabes que te voy a apoyar siempre.

Just let me adore you [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora