Just let me adore you [H.S]

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(Reproduzcan "I've been waiting for you" - Mamma mía 2)

Harry.

—¿Deja de caminar de un lado a otro quieres? —Louis me detuvo. —¡Me pones nervioso a mi también!

—Louis, el es el padre, es obvio que está nervioso —lo golpeó Liam.

—Il is il pidri —lo imitó Louis.

—¿Cómo quieres que me quede quieto si traje a Fairuz pensando que sería una contracción falsa y ahora resulta que está esperando a que nazca mi hijo?

Hoy en la madrugada Fai no había podido dormir porque tenía contracciones, no nos alertamos porque ya han sido tres veces las que hemos venido pero nos regresaron a casa. Con nueve meses y una semana, Mariana, la doctora, nos comentó que era normal que los varones se pasen el tiempo de gestación, por lo que podía nacer en cualquier momento. Fairuz se negó a la cesárea por lo que sí, corrimos muchas veces pensando que Edward nacía, pero esta vez fue distinto.

—Harry —sentí un pequeño golpe en mi hombro, abrí los ojos y mi novia estaba sentada en la cama con varias almohadas a su alrededor, incluida la mía ya que me la quitaba porque parece que seis no eran suficientes.

—Dime, amor —respondí restregandome un poco el ojo.

—Otra vez tengo contracciones, pero esta vez son distintas, es mucho más presión y más seguidas —la mire adormilado frotandome los ojos, al verla con su carita preocupada solo me senté y prendí la lámpara de mi lado.

—¿Tomaste el tiempo, amor?

—Que si, por eso te despierto, pero tómalo si quieres —desbloquee mi celular y mis ojos se demoraron un poco en acostumbrarse a la luz de este, 2:14 am, abrí el cronómetro y empezamos a contar.

—Tienes razón, ¿Quieres ir a la clínica? —me puse a su altura arrodillado frente a ella.

—Es que me duele mucho —me dijo con sus ojitos vidriosos.

—Vamos entonces, seguro nos regresan pero de todas formas, iré por la maleta —le dí un beso en su cabeza, me levanté y salí de la habitación.

(...)

—Voy a preguntar, tienen que decirme algo, se la han llevado hace diez minutos —pero Micaela salió por la puerta en ese instante.

—Vamos, papá, necesitas cambiarte de ropa —sonrió para luego correr hacia donde había salido.

—Suerte, rulos —dijo Zayn, los cuatro que me miraban con una gran sonrisa de oreja a oreja, eran las 3:00 am, pero ellos estaban aquí para mí.

—Gracias por estar aquí —los abracé.