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Fairuz.

—¡Hermanita! Fui por unas galletas, la abuela me mira desde la puerta.

Harry y yo volteamos lentamente encontrándonos a Miranda con sus dos trenzas mientras me sonreía.

—Hola bebé —le sonrío a mi pequeña hermana. —Ven, el es Harry —ella se escondió detrás mío y alzó su carita. —Esta enanita es Miranda.

—Hola Miranda, mucho gusto —el rizado se colocó de cuclillas para poder estar a su altura.

—No saldrá —reí al ver que mi hermana lo miraba con miedo. —Gracias por el helado, me divertí mucho.

—Yo también me divertí —dijo colocándose a mi altura. —Nos vemos mañana en el trabajo.

El se acercó y me dio un beso en la mejilla haciendo que contenga el aire cuando sentí su aroma tan cerca que podía impregnarlo en mi piel si quería. Le movió la mano a Miranda y se dió la vuelta para irse. 

¿Qué había sido eso? ¿Íbamos a besarnos? ¿Harry iba a besarme? Camine con Miranda de la mano hasta ver a Harry desaparecer por la esquina, me agarre la cara con ambas manos y boté todo el aire de mis pulmones porque no creía lo que acababa de pasar. Lo conozco hace tres días, es imposible.

—¿Harry?  —me miró sonriendo con sus ojitos coquetos.

—Para tener cinco años, eres muy inteligente sabes —acaricié su cabeza y ella rio. —Pero Miranda, lo que viste, será nuestro secreto ¿Está bien? —me miró confundida.

—¿Pero, por qué? Harry es lindo —empezó a saltar.

—Si, pero sabes cómo es papá y me va a molestar con Harry ¿Trato hecho? —me hinqué de rodillas llegando a su altura y le estire el meñique.

—Trato —mi hermanita movió su mini meñique y lo cerró con el mío.

—Ahora, vamos que la abuela de tanto vigilarte se ha quedado dormida creo —reímos.

(...)

El tiempo pasaba tan rápido que daba vértigo. Harry y yo evitamos hablar sobre la situación del día que casi nos besamos, bueno, según yo. Con el pasar de los días nos hicimos muy amigos, empezamos a abrir y a cerrar la panadería ya que la hija mayor de Sarah tuvo a su bebé y empezaría a ayudarla, por lo tanto, no podría estar aquí con nosotros todo el tiempo. La mamá de ella, Bárbara, empezó a ayudarnos, era una abuelita muy tierna, los tres nos volvimos muy unidos al punto de almorzar juntos todos los días. Bárbara nos decía los novios, nos chinchaba siempre diciendo que hacíamos una bonita pareja y que se notaba la tensión entre nosotros. Cada vez que la oíamos Harry se ponía rojo mientras yo me reía igual de nerviosa, y aunque quisiéramos negarlo, era evidente de la cercanía que teníamos. Mientras lo veía entregar una bolsa de pan a una señora, me puse a pensar que quizá, el saber que no podía pasar nada entre nosotros era lo que nos impedía avanzar. 

No quería irme, pero tampoco podía quedarme.

Entre salir con Harry a dar vueltas por el pueblo, caminar por el muelle o simplemente conversar en el parque, pasó un mes de vacaciones. Y de esto me di cuenta cuando cepillaba mi cabello frente al espejo, solo quedaba un mes y volvería a América, no tenía más días, tenía el tiempo contado.

—Hey, ¿Qué piensas? —el ojiverde me mira apoyado con ambos brazos en el gran mostrador.

—Nada —digo e intento seguir con mi tarea de barrer la panadería.

—Claro, nada —dice riendo un poco.

—De acuerdo —digo rendida al saber que no va a dejarme en paz. —Solo estaba pensando en los días que quedan para volver a casa. La verdad no quería venir al inicio —solté un suspiro haciéndolo reír. —Pero me estoy divirtiendo mucho aquí, contigo —borró su sonrisa y me miró. —Y con Bárbara.

Como no respondió, seguí barriendo pero en cuestión de segundos ya se encontraba a mi lado.

—Es verdad que queda poco tiempo pero hay que disfrutar los días que nos quedan ¿Está bien, enana?

—De acuerdo, grandote —ambos nos miramos y él asiente para volver a su puesto de trabajo.

—Más bien, saliendo vamos a caminar y te dejo en tu casa, quiero hablar contigo —dice caminando hasta detrás del mostrador. —Falta poco para cerrar.

¿Qué iba a decirme? El estómago empezó a darme vueltas y no veía la hora de que me dijera.

Harry.

¿Cómo empiezo? ¿Si me rechaza? ¿Si solo fue amable porque no tenía otra opción? Después de pasar un mes con ella y sabiendo que solo nos quedaba cuatro semanas para disfrutar juntos, decidí confesarle a Fai que me gustaba y que quería intentar algo con ella. Es verdad que puede que esté un poco loco, pero no puedo evitar pensar en lo bonita que es, mucho menos en lo mucho que me gusta, el sonido de su risa haciendo que todos los clientes volteen a mirarnos, o su tierna torpeza cuando de casualidad ensució a Bárbara con harina de pies a cabeza, cuando cayó al piso por no atarse los cordones, y podría seguir porque cada momento a su lado ha sido una locura. Adoraba pasar tiempo con ella, realmente lo disfrutaba, sé que tenemos los días contados, pero desde esta nueva perspectiva, las relaciones a distancia no son tan malas como todos dicen.

—Ven, aquí —le digo mientras camino rápido hasta el centro del parque, justo al lado de la gran pileta de agua.

—Calma, Harry —ríe intentando recuperar la respiración. —Dime que pasa —tiene una mirada tranquila comparado a mi ansiedad.

—Es que, tu sabes... —tenía que poder decirlo.

—¿Yo sé qué? —me miró curiosa.

—Es que..

—¿Es que qué? —alza la voz algo estresada.

—¡Me gustas!

—¡Me gustas!

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🌻🌻🌻


Hola hola! ¡Aquí el capítulo 7!
Les pido me dejen sus votos y comentarios

¡Un fuerte abrazo! Y no olviden llevar su alcoholcito y mascarilla a todos lados.
- Clau 

Just let me adore you [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora