Capítulo 30: Enfócate en lo bueno de la vida (y espera lo malo)

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Capítulo 30: Enfócate en lo bueno de la vida (y espera lo malo)

"Y tal vez incluso cuando todo termine en un desastre, no puedes hacer las cosas mal, si lo haces por amor.

Cómo luchar contra la furia de un dragón –Cressida Cowell

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Piso tierra en Berserk y sintió que había miles ojos mirándola. Fue presentada como la esposa de Dagur y la heredera de Bog Burglar, como una mujer libre, pero en realidad era una prisionera. La gran fortaleza de la isla la volvió a impresionar, un terrible deja vú a lo que había vivido años atrás cuendo logró escapar de un compromiso con él también, pero que ahora era mucho peor. Le mostraron su habitación, por fortuna se negó rotundamente a dormir en el mismo cuarto con Dagur. El desquiciado aceptó vagamente, asumiendo que después cambiaría de opinión.

De inmediato llegaron dos chicas que ya conocía y con quienes había entablado una buena amistad años atrás. Karena y la esclava Sotma.

Pasaron los eternos días hasta que se vislumbró la posibilidad de ver a Hiccup, aunque solo fuera por unos momentos.

-Le di el recado a Hiccup, todo sigue en marcha. –susurró Karena a Astrid después del banquete y de que los berkianos se fueran de la isla por el problema que hubo con el Terrible Terror.

-Gracias. –respondió Astrid.

La rubia se puso de pie y caminó un poco alrededor de las mesas para saludar a un par de acompañantes de islas vecinas que conocía bien.

-Me da gusto saludarte, lady Astrid; aunque no aquí. –comentó con discreción Gala, la princesa de Escalofrío. –Mi hermano está de viaje, pero de manda saludos... y apoyo en caso de que necesiten defender su amor.

La rubia sonrió agradecida, aun contaban con leales aliados por todo el archipiélago.

-Dile a Fass que tenemos una competencia pendiente desde que fue mi boda con Hiccup. –recordó, haciendo reír a la castaña, pues desde hacía seis meses que habían hablado acerca de que los dragones eran más rápidos en tierra que los caballos.

Sin embargo alguien se atravesó en medio de ellas dos sin la molestia de disculparse.

-Se dice con permiso, por si no sabías. –regañó Astrid al reconocer a tan odiosa e imprudente muchacha.

-Eso lo sé, yo sí soy una princesa después de todo. –comentó la engreída de Annek, dándose la vuelta y moviendo su cabello con suma arrogancia.

Astrid se mordió el labio, reprimiendo las ganas de golpearla, a esa niñata le traía ganas desde hacía años cuando coqueteaba con Hiccup.

-Sí, por sangre, lo bueno es que no podrás ser jefa. Después de todo Escalofrío tiene un heredero, Fass, y en caso de que él decline o no pueda ser jefe, seguirá tu hermana, Gala, después todos los hijos que ella tenga. –comentó, viendo a la mencionada. –Y tú serías la última opción.

-Te aseguró que algún día yo seré la jefa de una isla, hay una profecía, e incluso podría ser que sea la jefa de Berk, hace un par de días estuvimos allí y déjame decirte que Hiccup y yo la pasamos muy bien. –comentó de manera provocativa, ocasionando que Astrid se pusiera roja del coraje, sobretodo porque sabía que al no estar legalmente casados, Hiccup podía relacionarse con otras mujeres y era obvio que más de algún jefe entregaría a su hija con tal de favorecerse con la armada de Berk.

Cómo Escuchar a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora