Capítulo 10: Siempre hay una esperanza (Primera parte)

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Capítulo 10: Siempre hay una esperanza.
(Primera parte)

"Y ahora que sus ojos de rubí se fijan en el oro, no pueden ver a sus lágrimas,

Porque parece que están riendo en lugar de llorar.

Es un recordatorio constante que me dan, de la capacidad humana de crear algo bello,

incluso cuando las cosas están en oscuridad ".

Cómo robar la espada de un dragón. Cressida Cowell

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Su estadía en berserker se había prolongado más de lo esperado. Ya eran casi dos meses desde que arribó. Ya se había predispuesto a esa aburrida y tediosa rutina.

Lo más interesante que había vivido habían sido las cenas a las que Dagur la "invitaba", sólo teniendo la oportunidad de hacer breves recorridos por la fortaleza.

Pero ahora tenía la oportunidad de verse con el amor de su vida.

-¿Segura que dará resultado? –preguntó Sotma.

-Desde luego. –afirmó Karena. –Es un buen plan.

Astrid la miró detenidamente, esa chica, aunque lo reprimiera, tenía madera de líder.

-Durante la cena, yo le daré a Hiccup un recado, y se verán en la colina del Sur, a esa parte no van los guardias porque es muy difícil subir.

-Pero tengo entendido que Hiccup no tiene una pierna ¿Cómo subirá? –preguntó la mucama.

-Con la ayuda de un dragón. –contestó Astrid, sonriendo, esperanzada de que llegara esa noche.

-Así es. –dijo Karena. -Mientras tú vas a ver a tu esposo y... se portan mal. –jugó un poco, haciendo que la hooligan le diera un golpecillo, provocando que Sotma se riera un poco también. –Yo vigilaré que Dagur no se acerque a la recamara, con darle su té de hongos estará más que ocupado.

La rubia se sintió confiada, pero un detalle regresó a su mente.

-¿Y si llega a venir?

-Descuida, eso lo tenemos contemplado. –dijo Sotma, descubriendo la tela sobre su cabello, demostrando una trenza igual a la de Astrid.

-Sotma estará en la habitación, fingiendo estar dormida. –comentó. –Mientras que tú te haces pasar por ella, de esa manera podrás salir sin que se te cuestione. –indicó, mientras le daba una muda de ropa parecida a la de la mucama.

Astrid miró esas pertenencias, sonriendo. La idea le convencía.

Por otra parte, Karena estaba feliz de ser la cómplice de un amor. Ella hubiera dado lo que fuera porque alguien la hubiese apoyado de esa forma. Inconscientemente pensó en su gran y antiguo amor, de quién no sabía nada desde hacía años, pero confiaba en que él llegaría por ella como lo había prometido.

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Por insistencia de Dagur, él se quedó dentro en la habitación mientras la comadrona inspeccionaba a la rubia.

La mejor curandera de la isla llegó a la habitación. En cuanto vio a la jefa sintió un nudo en su estómago "es igual a Bertha" –pensó con libertad al reconocerla, pues ella era también una burglar.

Cómo Escuchar a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora