Aviso: Este capítulo habla en su mayoría de un tema bastante delicado, porque menciona parte de una violación, están avisados, pero no amerita cambiar el rating.
También, muchas escenas son completadas de lo del capi 8 porque no había sido explicado.
.
.
Capítulo 11: Siempre hay una esperanza. (Segunda parte)
"Y ahora que sus ojos de rubí se fijan en el oro, no pueden ver a sus lágrimas,
Porque parece que están riendo en lugar de llorar.
Es un recordatorio constante que me dan, de la capacidad humana de crear algo bello,
incluso cuando las cosas están en oscuridad ".
Cómo robar la espada de un dragón. –Cressida Cowell
.
.
.
Su fiesta había acabado mejor de lo que él esperaba, pero no sería mejor que la noche que él se imaginaba. Dagur se plantó frente a la puerta del cuarto de su esposa.
Con una mirada ordenó a los guardias que la vigilaban que se marcharan y no regresaran en toda la noche. Inmediatamente obedecieron, pero también pensó que era importante que ellos se mantuvieran allí en caso de que Astrid quisiera escapar, pero ya se arreglaría con eso.
Se sentía mareado debido a los efectos de la bebida en su cuerpo, pero no eran tan caóticos como para que le impidieran mantener la postura.
Decidió dar una vuelta alrededor de la construcción, para pensar bien en lo que estaba por hacer, pero vio una sombra a lo lejos. Se alertó por un momento, si acaso era la rubia... no quería ni imaginar que se fuera a escapar.
De inmediato fue al cuarto de Karena. No estaba allí... algo andaba mal. Su hermana tenía prohibido salir de su habitación a menos que fuera para ir a ver que Camicazi estuviera bien.
Maldición, debía hacer algo ya. Debía actuar ya.
Pensó en llamar a los guardias, pero antes, debía asegurarse que su esposa estuviera aun en Berserker. Preparó su espada, y entró de la manera más cautelosa posible, temió lo peor, temió no tener a nadie, esa sensación de vacío le invadió otra vez.
En su mente recordó a una bella e indefensa mujer de la cual él fue su héroe años atrás, antes de que Drago la matara... ella fue el precio que debía pagar para tener su venganza. Pero mientras tanto, él sólo iba a cumplir con lo que tanto deseaba, tomar a Camicazi entre sus brazos y hacerla suya.
Cerró la puerta tras su espalda, queriendo mantener la esperanza de que ella estuviera allí, así que se volteó lentamente.
La habitación, que sólo tenía una diminuta ventana, era iluminada por una tenue luz que emanaba la vela, pero fue lo suficiente para apreciar el cuerpo de la rubia, que estaba allí
Seguía allí.
No se había ido con el cojo. Él había ganado, e iba a ganar más.
Dagur sonrió. Era hora de tenerla por completo.
Camicazi se estaba cambiando de ropa, seguramente para prepararse para dormir, así que ella estaba de espaldas, quitando su vestido.
Sonrió maquiavélicamente, todo se había acomodado para hacer de las suyas.
ESTÁS LEYENDO
Cómo Escuchar a tu Corazón
RomanceCon tantos cambios, deberes y decisiones, ¿cómo se puede ser el jefe que todos esperan y el hombre que tu familia necesita, sin que ninguno de los tuyos, ni tú, salgan lastimados? Entre la responsabilidad y el corazón, ¿cómo elegir? Un jefe protege...