Advertencia: Pequeño,ligero y casi imperceptible lime
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Capítulo 6: Respira profundamente
"A veces un verdadero amigo es sólo aquel que sabe lo que queremos decir cuando tratamos de hablar.
Alguien que ha pasado mucho tiempo con nosotros,
y escucha con atención lo que estamos tratando de decir, y trata de comprender".
Cómo evitar la maldición de un dragón. –Cressida Cowell
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Sólo una tenue y parpadeante vela alumbraba la habitación.
La respiración entrecortada, palabras ahogadas, gemidos suaves pero demandantes y el latir poderoso de sus corazones eran los ruidos que discretamente se escuchaban en esa noche de tormenta, acompañados también por ligeras y susurrantes palabras de amor que los recién casados se compartían.
El joven se apoyó con su codo izquierdo sobre las mantas, apretó con más fuerza la mano de su amada, mientras que la chica se aferraba con fuerza de su espalda. Y tras unos momentos durante los cuales, siguieron balanceándose y en el que ambos alcanzaron el punto más alto de ese íntimo instante, el joven se dejó caer en el lecho, colocando a la rubia a su lado, sin dejar de abrazarla y respirar con dificultad en su cuello.
-Te amo, Astrid... siempre lo he... hecho... y siempre... lo haré. –expresó agitado, acariciando su alborotado cabello.
-Yo también, Hiccup... incluso más de lo que puedas imaginar. –jadeó, agotada.
La mirada de entrega total que se dieron a continuación, aunada a las caricias que acompañaban ese mágico momento, no tuvo comparación a nada de lo vivido hasta ese instante.
No hacían falta las palabras para que ambos supieran el inmenso amor que se profesaban, y ese día, por fin, después de tanto tiempo, habían tenido la oportunidad de consumarlo, no sólo al casarse frente a la aldea, sino al entregarse por completo uno al otro.
-¿Te lastimé? Preguntó apurado cuando notó que la rubia hizo una leve mueca, pero ella sonrió enternecida cuando escuchó esa pregunta.
Negó sofocada y limpiándose el sudor de su frente, pues sentía su flequillo pegado a la corinilla. –No en realidad.
Hiccup se acomodó un poco mejor para seguir sujetando a Astrid, aprovechó la ocasión para cubrir a ambos con la manta, pero en el intento, algo le estorbó debajo de su cuerpo. La rubia lo miró curiosa, mientras él metía la mano detrás de su espalda, hasta que sacó aquel objeto que le incomodaba.
-Mi pulsera... -musitó la vikinga recién casada, ignorante de que no tenía en su muñeca.
El jefe se enderezó levemente mientras tomaba la mano derecha de ella para después abrochar ese brazalete, igual que varios meses atrás lo había hecho cuando le pidió que se casara con él.
-Seguramente con... el movimiento se te habrá zafado. –infirió, algo ruborizado, después de besarle la mano.
-Sí, tal vez...
Ambos trataban de normalizar sus respiraciones, y corazones agitados.
-De cualquier forma, yo mismo le haré otro broche para que se sujete bien, no quiero que la pierdas.
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Cómo Escuchar a tu Corazón
RomanceCon tantos cambios, deberes y decisiones, ¿cómo se puede ser el jefe que todos esperan y el hombre que tu familia necesita, sin que ninguno de los tuyos, ni tú, salgan lastimados? Entre la responsabilidad y el corazón, ¿cómo elegir? Un jefe protege...