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"Todos le arrebatamos momentos valiosos a las pacíficas fauces del tiempo"
Cómo entrenar a tu dragón. –Cressida Cowell
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El pueblo estaba de fiesta. Una aglomeración de sentimientos estaba en cada miembro de la isla. Ese día, no era un día cualquiera, se celebraba el triunfo de Berk sobre Drago, un año de un nuevo jefe, un año de tener al Alfa entre ellos... y también, un año de haber perdido a un gran hombre. Debido a eso, se había realizado una celebración a lo grande durante toda la semana. Cada berkiano participó en medida de lo posible para hacer de ese festejo algo memorable. Entre fiestas, competencias, escenificaciones de la batalla hecha por los niños, llegó el último día de la semana, el día en que se recordaría al gran Stoick, el Vasto.
Valka terminaba de colocar unas flores en una de las tres pequeñas canastas que la familia Haddock había hecho. No sólo se cumplía un año de todo eso, sino, un año de haber vuelto a lo que ella era antes. Comúnmente se preguntaba si había hecho lo correcto, la respuesta era clara: no. Había perdido veinte años de vida de su hijo. Era lo que más le dolía, no estuvo para él por miedo a no ser aceptada, ella no planeó irse, pero sí planeó no regresar, y eso era algo de lo que se culparía el resto de su vida.
Y una lágrima rebelde fue la muestra de esa culpa, una lágrima que Astrid vio, por lo que decidió brindarle un pañuelo.
-¿Todo bien? –preguntó, con preocupación.
La mujer sonrió, hizo un gesto con mano, para que no se preocupara.
-No es nada... es... sólo el sentimiento a flor de piel.
La rubia sonrió, ayudando a su suegra a poner en orden las canastas. Una por cada integrante de la familia para el evento del atardecer.
-Pues si lo dejas adentro, sólo te hará daño. –comentó, tratando de sonar lo más amable posible.
Valka también sonrió, iba a decir algo, pero en eso, Hiccup y Toothless entraron a la casa.
-Las personas ya empezaron a llegar a la playa, ¿vamos? –preguntó el jefe con seriedad.
Las mujeres asintieron, tomaron sus canastas, salieron y montaron sus dragones para dirigirse a la playa.
-¿Estás bien? –preguntó Hiccup a su esposa, al notar que cabeceaba y cerraba los ojos cada cierto tiempo.
-Sí, no te preocupes, babe. Sólo estoy algo cansada. –aclaró para que no se mortificara, acercándose a Toothless en Stormfly, dejando a Cloudjumer y a Valka atrás.
Aterrizaron en medio de la playa. Los dragones se dirigieron a los extremos para dar oportunidad a que los aldeanos se agruparan. Una vez que estuvieron todos, la ceremonia dio inicio.
Hiccup subió a una pequeña tarima que se había hecho para la ocasión, se dejó ir un barco hacia el mar. Astid se colocó detrás de él al igual que su madre y Gobber.
-Hace un año, este mundo perdió a un gran hombre. Un jefe, un guerrero, un padre, un amigo. –manifestó Gobber, quien dirigía las primeras palabras. –Y lo hizo de la manera más valerosa que alguien pudiera imaginar. Defendiendo y protegiendo todo lo que amaba.
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Cómo Escuchar a tu Corazón
RomansCon tantos cambios, deberes y decisiones, ¿cómo se puede ser el jefe que todos esperan y el hombre que tu familia necesita, sin que ninguno de los tuyos, ni tú, salgan lastimados? Entre la responsabilidad y el corazón, ¿cómo elegir? Un jefe protege...