Capítulo 39: Entre la mente y el corazón IV

209 17 30
                                    


.

Capítulo 39: Entre la mente y el corazón IV

"A veces un rey tiene que hacer cosas terribles

para proteger a aquellos a quienes ha jurado cuidar.

Cuando las apuestas son tan altas, hay que tomar decisiones terribles.

Es la responsabilidad de un Rey asumir esa carga, esa culpa".

Cómo traicionar la confianza de un dragón - Cressida Cowell

.

.

.

Adoraba amanecer entre los brazos de Hiccup. Era su lugar favorito en el mundo, a su lado. Podría recorrer grandes distancias con tal de estar un minuto abrazada a él. Lo amaba tanto y de tantas maneras que no sabía que eran posibles; estaba feliz aunque estuvieran en una crónica anunciada de una próxima guerra. Era dichosa porque su hijo crecía dentro de ella llenándola de dicha y alegría.

-Buenos días, mi lady. –susurró en su oreja cuando notó algunos movimientos a su lado.

Astrid sonrió lánguidamente. –Buenos días, jefe.

Hiccup besó su frente con dulzura. -¿Cómo sigues? ¿Qué tal la herida de la pierna? ¿Y la del labio? –se levantó para prepararse

La jefa ni recordaba lo que había sucedido, pero de inmediato regresaron a ella todas las escenas de la noche anterior. Abrió los ojos y tras removerse un poco levantó su camisón, notó la herida en su muslo derecho, cerca de su entrepierna para notar que había una cicatrización buena.

-Muy bien, la pomada que me dejó mi tía y Valka me ha funcionado. Creo que podré...

-Te quedarás a descansar. –sentenció con autoridad mientras terminaba de cambiarse. Ese sueño fue tan real que lo seguía escamando.

La rubia hizo una mueca. –Ya estoy bien, Hiccup. Deja de preocuparte por mí.

Hiccup se llevó una mano a la cabeza. –Mi lady sabes que jamás dejaré de preocuparme por ti. Eres mi prioridad, aun por encima de Berk. Por favor. Descansa hoy y ya mañana me ayudarás de nuevo en los quehaceres de Berk, ¿trato?

La rubia se colocó de lado en su cama. Apoyó su codo y después su cabeza con su mano. Recordó a su bebé y el descanso que Gothi y las demás le recomendaron por su reciente embarazo, sin considerar los calambres que recibió el día anterior. –Pues sólo por hoy.

-Muy bien. –Hiccup respiró tranquilo, abotonando sus mangas. –Puedes terminar los planes que dijimos. Si quieres quedarte, o ir al Gran Salón si, para que no se vuelva a abrir la herida.

Astrid abrió los ojos, ofendida. Su primer reacción habría sido reclamar todo. Pero de inmediato volvió a recordar lo sucedido con el cazador. Ayer había tenido calambres, eso significaba que debía reposar, como le habían dicho. No le quedó más opción, era un pequeño sacrificio, ya habría oportunidad de pelear.

-Trato. –sonrió y lo jaló del cuello de su camisa holgada hasta que estuviera más cerca de ella para robarle un beso. –Pero sí saldré a caminar un poco. Necesito ubicar las catapultas y todo lo demás, para que estés más tranquilo me seguirán Stormfly y Heather.

Hiccup asintió rendido, ella también daba batalla.

Hiccup prometió que alimentaría a los dragones de ellos, en especial revisar a Stormfly por el dardo que le dispararon ayer, aunque Fishlegs se encargó de ella en persona. Sin embargo, la tranquilidad de ellos se vio truncada cuando estaban a punto de salir, pues apareció un vikingo, agitado y alarmado tocando a su puerta.

Cómo Escuchar a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora