Capítulo 37: Entre la mente y el corazón II

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AVISO: En esta entrega se habla acerca del acoso sexual que muchas mujeres sufren y sufrimos. Desgraciadamente es una realidad, no sólo desde la época en la que escribo la historia. Lamento si alguien se llega a sentir incómodo (a) por la manera en la que me refiero a estos términos. No hay nada descriptivo pero sí psicológico.

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Capítulo 37: Entre la mente y el corazón II

"A veces un rey tiene que hacer cosas terribles

para proteger a aquellos a quienes ha jurado cuidar.

Cuando las apuestas son tan altas, hay que tomar decisiones terribles.

Es la responsabilidad de un Rey asumir esa carga, esa culpa ".

Cómo traicionar a confianza de un dragón - Cressida Cowell

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El príncipe Solver tenía todas las muñecas maltratadas por las cadenas. Lloraba de furia y de coraje por saber que no podía hacer nada por su querida hermana. Tal vez no tenían la mejor relación de consanguíneos, pero tenían la misma sangre, la misma herencia y el mismo coraje que su padre les había otorgado.

-¡Ya déjenos salir! –gritó una vez más moviéndose con furia y desesperación.

-Es inútil. –aceptó el de la isla Ouya, quien estaba más resignado.

-Mi hermana... -masculló Solver, queriendo matar a cualquiera por imaginar lo que le hacían y la deshonra que ella y toda la isla sufrírían.

-Lo sé, no conozco bien a Gullet, pero... ella es una vikinga. Saldrá de ésta. –animó el compañero.

En eso la puerta del salón se abrió de tajo, entrando el cazador que se llevó a la princesa varias horas antes.

Llegó feliz y muy campante, acomodándose el pantalón, se acercó a Solver y se burló de él, dándole una patada en el vientre.

-Nunca había probado a una princesa... no fue mala experiencia. –se jactó, haciendo herir la sangre del consanguíneo de Gullet. –Aunque completamente inexperta.

-¿Qué le hiciste? –espetó Ulven, el pelirrojo de Ouya. Aunque la isla de los Verdien no eran aliados directos suyos, sabía que no era el trato que se le debía dar a una mujer.

El cazador se mofó de su posición. –Sólo cumplí el destino que tienen todas las mujeres... abrirles las piernas y... -el hombre no terminó de hablar porque Solver le dio una patada en los bajos, haciendo que callera de rodillas y en ese momento él le volvió a pegar en el estómago, sacándole el aire.

-Maldito... -siseó, con intención de matarlo, pero una voz lo llamó desde el exterior.

-¡Darlig!

El mencionado se levantó con pesadez. Otro de los hombres entró en busca de su compañero y se mofó por la situación en la que se encontraba.

-La muchacha ya está en el galeón, la mandaremos a Verdien, para que su padre se avergüence de...

-Ya cierren la boca. –demandó Ulven, compadecido por el honor de la princesa.

Los cazadores se rieron y salieron de allí haciendo ademanes de burla y hablando de la princesa.

-Mañana le toca a otra. –amenazó justo al cerrar la puerta con el típico candado por fuera del recinto.

Los presentes se angustiaron más, en especial la niñas y jovencitas, sin saber qué destino les esperaba.

Cómo Escuchar a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora