Capítulo 5: Te entiendo, no es fácil decidir... y menos decir adiós

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Capítulo 5: Te entiendo, no es fácil decidir... y menos decir adiós.

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"La mayoría de nosotros tenemos la suerte de no ser reyes ni héroes,

porque no tenemos que tomar las decisiones que los reyes y los héroes tienen que hacer".

Cómo robar la espada de un dragón. –Cressida Cowell

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En cuanto Hiccup soltó su mano, Astrid sintió que la soltaba para nunca más volverla a tomar.

Sin siquiera notarlo, se llevó una mano a su vientre, como si éste le transmitiera una fuerza vital para armarse de valor, (y así era) tomó su hacha y fue a donde Hiccup le indicaba, preparar las defensas que a ella le tocaba dirigir.

-¡Todos a sus puestos! –gritó la rubia, señalando los lugares que tenían unas mini catapultas y varias armaduras. Cada vikingo de Berk se colocó en sus lugares asignados. Los gemelos y Snotlout surcaron los vientos, tratando de ver la magnitud de la flota invasora.

-Nos sobrepasan en número. –expresó Ruffnut, preocupada.

-Ay, no sé, soy malo con los números, pero veo más barcos que hooligans. –contestó el rubio que montaba el Cremallerus.

-Tranquila, princesa... yo te protegeré con esto. –presumió Snotlout, desde su dragón, mostrando sus gruesos brazos.

En tierra se encontraban Fishlegs y Eret, acompañado de su hermana adoptiva recién encontrada, quienes dirigían las catapultas y armas listas traídas desde la armería.

-No pensé que llegaran tan pronto. –le comentó Heather a su hermano postizo. Éste le pidió que se sujetara más a él, mientras emprendía vuelo.

El tratado de paz que se había firmado impedía que ellos empezaran a atacar, a pesar de estaban en sus territorios, no sabían con exactitud la misión que esa flota tenía en Berk.

Hiccup se dirigió hacia el muelle en el que desembarcarían los berserkers, Astrid lo siguió y se colocó a su lado, para sorpresa de él.

-Te dije que te quedaras allá. –regañó Hiccup, volteando a verla, quería protegerla, y sobretodo, evitar que Dagur cumpliera lo que  él tenía planeado.

-Y yo te dije que no me apartaría de ti. –refutó con intransigencia.

Hiccup sólo la miró derrotado, quiso volver a tomarle la mano, pero no pudo hacerlo porque Gobber apareció.

-Todo está listo para defender Berk. –avisó al jefe. –Esperaremos sus órdenes, jefe.

En silencio todos mostraron paciencia y curiosidad a que descendieran del galeón. Después de atracar, un berserker bajó del barco.

-Presento ante ustedes, el jefe de la Isla Berserk; Dagur, el desquiciado. –se anunció con voz firme y clara.

Dicho lo anterior, el hombre, de aproximadamente veintiséis años, pisó tierra de Berk. Miró la pareja del castaño y la rubia. Sonrió con autoridad y poderío, se sentía realizado, creía que ya había vencido todo. Los hooligans apuntaron a la flota, los dragones también estaban sobrevolando con cautela, esperando la autorización del Alfa que se encontraba con Stormfly y los jefes.

Dagur empezó a caminar, subiendo por las rampas hasta llegar con Hiccup y Astrid. Todos estaban a la expectativa.

-¿A qué se debe está visita tan inesperada? –comenzó Valka, diplomáticamente, al lado de Brincanubes.

Cómo Escuchar a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora