Epílogo: "Tú puedes cambiar al mundo"

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Última actualización vikingos, gracias por este año.

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Epílogo: "Tú puedes cambiar al mundo"

Un par de años después

"No puedes construir este nuevo mundo en una generación,

ni siquiera en diez generaciones.

Tomará mucho, mucho tiempo

para que los seres humanos lleguen a ser mejores de lo que son ahora.

Nos encontraremos de nuevo, en un mundo mejor que este".

Cómo Luchar Contra la Furia de un Dragón. –Cressida Cowell

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Amaba ir a ese mirador. Ese lugar en Berk era un paraje que le daba paz y le ayudaba en pensar estrategias para incrementar la producción de la isla, además que se podían observar todos los puntos de vigía, era un lugar en extremo usado por la guardia, pero en especial por ella.

Como cada quinto día de la semana ella iba a ese lugar para meditar. No estaba tantas horas como los primeros meses que Hiccup se fue, por eso disfrutaba de esos breves encuentros consigo misma antes de regresar a su adoraba rutina como regente.

Ese día no fue sola, la acompañó su suegra, que más que suegra se había convertido en una especie de aliada con el paso de los años y claro; también iba con ella uno de sus más grandes tesoros.

-¿Quieres regresar con mami? –preguntó Valka a la pequeña criatura que jugaba con una de las trenzas de la castaña.

Astrid sonrió graciosamente, de la manera más tierna que había podido hacerlo. Extendió sus brazos y dejó que la bebé llegara hasta ella.

-Hola, mi amor... ¿ya acabaste de jugar? –preguntó la rubia a la bebé de aproximadamente un año de edad.

-Es tan bonita. –susurró Valka, emocionada por su nieta. –Zephyr parece crecer fuerte y llena de vida. –exclamó mientras se sentaba en el tronco, pues con la edad empezaba a cansarse con mayor frecuencia.

-Sí, espero que así siga por siempre. –suspiró al notar que la castañita giraba su vista hacia una especie de mariposa que empezaba a pasar a su alrededor.

La pequeña hija de Hiccup y Astrid extendió sus bracitos y hasta hizo un puchero, dando a entender que quería ir tras ese bichito. La jefa no pudo negarle nada a la princesa, por lo que la puso en el suelo, encima del césped, y la pequeña empezó a gatear en el área que había sido delimitada por rocas por su precavida madre.

Ambas sonrieron al notar que atrapó a la mariposa, incluso le aplaudieron el logro, sin embargo la niña con su inocente actitud dejó volar a la mariposa nuevamente, como si tuviera miedo a lastimarla.

-Es igual a él... -susurraron las dos con añoranza, para después reírse entre ellas.

-Aunque no por los ojos azules, creo. –opinó Astrid. –Aún sigo sin creer que tuve una hija.

-Yo decía que era niño.

-Sí, lo recuerdo, pero ya había varios varones en Berk, no era necesario otro. –Astrid rodó los ojos al volver a su mente esa época cuando anunció su embarazo y todo Berk se volvió loco.

Cómo Escuchar a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora