CAPÍTULO 44

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FUEGO

--Vale, ¿que es eso tan importante que querías decirme?-- me preguntó ella cruzándose de brazos una vez se uvo plantado frente a mi.

Yo cojí aire pensando en como decirle, que su gran amiga y compañera de cuarto había estado a punto de suicidarse, sin que pegara un grito y me reventara los tímpanos.

Pero al final me rendí y fui directo al grano.

-- Creo que Berenice a intentado suicidarse.-- dije serio.

Ella abrió los ojos como platos.

--¿Qué?-- exclamó-- ¿y por qué crees eso? Berenice nunca haría una cosa así.

-- Ayer a la tarde vine a verla, como acabo de hacer ahora mismo contigo, para hablar con ella y cuando se asomó a la ventana tenía un cuchillo en una mano y una pequeña herida sangrando en la muñeca de la otra.-- Mi voz era pesada y pesarosa.

Me fijé en que Melody se había puesto pálida y su rostro indicaba más miedo y sorpresa que otra cosa.

--Nunca pensé que lo haría.-- murmuró. -- Me lo había dicho pero... Fue hace tiempo y no pensé que realmente se atrevería a hacerlo.

--¿Quieres decir que ya lo intentó antes?-- insinué incrédulo.

--Sí, pero eso fue mucho antes de conocerte a ti. -- Dijo ella pensativa-- Fue cuando... -- De pronto se le iluminó el rostro cómo si se hubiera percatado de algo importante y me miró con odio.-- ¡Tú! ¿Qué le has hecho?

-- Yo no le he hecho nada.

-- Sí, Berenice lleva muy rara últimamente. Desde que está contigo estos últimos días... A vuelto a recaer como antaño...-- había empezado gritándome y había rematado hablando para sí misma.

Y lo más frustrante era que yo no tenía ni la más remota idea de lo que estaba hablando.

-- Olle no se de que hablas ¿vale? -- Le dije yo un poco molesto por su actitud-- Yo solo vine a decirtelo porque me preocupa Berenice y tengo miedo de que haga alguna locura. Necesito que alguien cuide de ella cuando yo no estoy. Además eres su amiga, supongo que tienes derecho a saberlo.

Ella me miró con desprecio. Y lo que me dijo a continuación me dejó un poco confuso.

-- Mira, escúchame bien mocoso. Berenice lo ha pasado fatal. Llegó a perder el curso entero y gran parte de su alegría y felicidad por un estúpido niñato que le destrozó el corazón. Asique más te vale andar con cuidado. -- Ella estaba seria y me miraba de forma desafiante-- Se que la expresión te viene fatal pero No juegues con fuego porque te vas a quemar tú y vas a quemarla a ella también. Y como le hagas daño te juro que cruzaré la linde, te encontraré y te haré recordar el daño que hiciste por el resto de tus días. ¿Has entendido?

Ambos sabíamos que, aun estando tan demacrado como me encontraba, era mucho más fuerte que ella. Pero lo último que quería ahora era enemistarme con Melody asique asentí con la cabeza.

Ella se dió entonces media vuelta y volvió en dirección al internado. En mi mente se sucedían las preguntas de lo que ella había querido decir. No era tan tonto como para no darme cuenta de que eso devia estar relacionado con ese tal Nekane con el que había estado Berenice, que aparecía como remitente de las cartas que ella guardaba en su caja de madera.

Yo también me jiré dispuesto a volver con Berenice, con mil preguntas en la mente y sobre todo pensando que se lo tendría que preguntar a ella.

Sin embargo al girarme me encontré con una Berenice envuelta en lágrimas observándome. Dirijiía su mirada de mi a Melody y luego de vuelta a mi. Luego agachó la cabeza murmuró unas palabras que parecieron algo así como "Lo siento" y luego dió media vuelta y hechó a correr.

Yo no comprendía nada pero heché a correr detrás de ella.

-- ¡Berenice! ¡Berenice espera!

Salí corriendo detrás de ella. Era rápida, pero no pensaba perderla de vista.

¿Pero que le pasa? ¿Lo habrá oído todo? ¿Se habrá enfadado conmigo por contarle lo de su intento de quitarse la vida a Melody?

Sin embargo y para mi desgracia, acabé perdiéndole el rastro cuando, tras unas callejuelas, cruzó una esquina y al cruzarla yo ella ya no estaba por ninguna parte.

Solté un grito de desesperación.

¿Pero que demonios está pasando?

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora