La chica de la imagen es Berenice.
HIELO
No se muy bien cuando salí del colegio. Fui andando inconscientemente, pero de alguna forma sí sabía a donde me dirijiía.
Cuando llegué a la linde, después de caminar media hora, me quedé quieta. Si daba un pasa más al frente estaría en la zona de los fogosos. Ahí mismo, a un paso, la nieve dejaba de existir para dar lugar a una tierra seca y carbonizada.
¿Pero a que e venido yo aquí? Me pregunté. Había sido mi subconsciente que me había llevado a ese lugar. A la linde, donde si cualquier hielano me viera me caería un buen castigo.
-- ¿Por qué no das un paso más chica valiente?-- Me giré sorprendida al oír la voz masculina.
A un par de metros había un chico, de probablemente mi edad, apollado en un árbol seco. Era un fogoso, de eso no cavía duda.
Me miraba con una sonrisita estúpida y supe que estaba burlandose de mi.
Maldito malcriado. Pensé, mas en realidad no podía sentir otra cosa que temor y desagrado hacia él. Había oído cosas horribles sobre los fogosos.
-- Es muy extraño ver a una hielana por aquí. Y más siendo una simple niña. -- Me recriminó él. -- ¿Puedo preguntarte que hace una hielana tan joven por aquí?
¡Ni que él fuera un adulto!
-- ¡Para empezar yo no soy una niña, tengo 17 años y apostaría lo que fuera a que tú no eres mucho más mayor que yo! -- Le grité. Aunque era mentira, en realidad tenía 16 años, pero pronto cumpliría los 17, así que ¿qué más daba?
El se rió a carcajada viva.
-- Pues para ser una hielana si que tienes mal genio. -- Me reprochó.
Cosa que no me extrañó suponiendo que los hielanos eramos famosos por nuestra paciencia y por ser supuestamente tranquilos. O por lo menos por parte de mis compañeros, familiares, etc. Porque yo precisamente no tenía ninguna de esas cualidades.
Sin embargo, en lugar de contestarle, me pareció que lo mejor sería irme de allí antes de meterme en problemas. Ya me estaba girando cuando él me llamó.
--¡Espera! ¡No te vallas!
Me giré para gritarle que me dejara en paz y casi me caigo del susto al ver que lo tenía justo delante de mis ojos. Ahora él estaba justo en el límite al otro lado de la linde.
Me heché para atrás por la sorpresa. ¿Pero este niño de que iba?
--Ni tan siquiera se tu nombre-- Me dijo. Su cara burlona había desaparecido, ahora parecía un muchacho más civilizado.
--Me llamo Berenice-- Le respondí sin muchas ganas. Él me respondió con una sonrisa amable.
--Yo soy Kaled.
Esta vez me fijé más en él. La verdad esque no era feo, pero que digo, ¡Era guapísimo! y ¡Muy atractivo!
O por el amor de Dios, ¿que estas pensando Berenice? ¿Esque acaso te has vuelto loca de golpe? Pensé para mis adentros.
-- Y dime Berenice, ¿que estás haciendo por aquí? Tenía entendido que estaba prohibido hacercarse a la linde.-- Me dijo él, una ancha sonrisa adornaba su lindo rostro.
-- Pues lo mismo te digo yo a ti-- Le respondí.
-- Ya bueno, como que yo soy un fogoso y como tal es muy normal que incumpla las normas de vez en cuando, a fin de cuentas lo llevo en los genes. Pero tú eres una hielana lo cual hace muy extraño que andes merodeando por aquí.
Chico listo. Pensé.
-- Bueno la verdad esque yo... -- Me quedé en blanco. ¿ Que le iva a decir? ¿Que había ido allí inconscientemente llevada por un impulso incomprensible que ni yo misma era capaz de entender?
-- Oh, ya se-- Dijo y la ancha sonrisa socarrona que me enseñó me hizo estremecerme. -- Sabías que yo estaría aquí y como te parezco tan guapo querías probar suerte.
--¡¿Qué?!
Él se hechó a reír con ganas. ¡Maldito mocoso!
Me di la vuelta sin más preámbulos esta vez dispuesta a irme sí o sí.
-- ¡Espera! O bamos no te vallas, si solo era una broma. -- Suplicó, él más yo seguí mi recorrido, en dirección al internado, sin girarme ni mirar a atrás.Y sin poder evitar rezongar e insultar a ese mocoso.
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Hielo contra Fuego. (LIBRO I)
FantasiUna guerra sin fin, muchos peligros y amenazas y un secreto que deberá ser descubierto. Un planeta dividido entre el hielo y el fuego en el que sus habitantes son incompatibles y se odian. Berenice, que es una hielana, se dará cuenta de lo equivoc...