HIELO
No paraba de pensar en la noche anterior, en la fiesta, en Nekane intentando besarme, en la pelea y en el pobre Onofre que había acabado ingresado en el hospital ¡en su propio cumpleaños! por culpa del imbécile de Nekane.
Estaba caminando inconscientemente aunque ya sabía a donde me dirijiía, era igual que el primer día.
Las imágenes de Nekane inundaron mi mente. Él con sus estúpidas miraditas persuasivas, sus malditas sonrisas malévolas y pervertidas y... ¡Y como había intentado besarme dos veces en la misma semana!
Esta última imagen permaneció fuego en mi mente hasta que una voz masculina que yo conocía me sacó de mis pensamientos.
-- Hola, ¿cuanto tiempo no?
-- Hola -- Le respondí yo dándome cuenta de que acababa de llegar a la linde y Kaled estaba al otro lado, mirándome con lo que parecía una expresión de preocupación y arrepentimiento.
Forcé una sonrisa, lo observé interrogante y luego para mi sorpresa dije:
-- Siento no haber venido ayer.
¿Me acababa de disculpar? ¿Enserio?
-- Em, un momento. ¿Esque ayer tú no viniste a la linde? -- Me preguntó él sorprendido.
-- No, ¿esque a caso tú tampoco viniste anoche?
Él se hechó a reír enérgicamente.
-- No, me castigaron y no pude venir. ¡Y yo que pensaba que tú vendrías y... -- Se calló y me miró a los ojos con una expresión un poco dolida, luego recobró la postura y me preguntó-- ¿y tú por qué no viniste?
-- Bueno yo... -- Tartamudeé, la verdad esque me sentía un poco culpable. Él no había venido, pero porque lo habían castigado, yo sin embargo no había ido porque había preferido ir a la fiesta de mi amigo que para colmo había acabado en desastre.
Kaled me miró interrogante sin entender mi tardanza por contestar.
-- Mi mejor amigo hizo un fiesta en su casa como celebración de su cumple y yo estaba invitada y como es mi mejor amigo no podía faltar... Asique fuí.
-- Asique fuiste a una fiesta ehh. -- Él sonrió picaronamente. -- Te lo pasarías bien almenos. ¿Te tiraron mucho los tejos?
Si uviera sido en otras circunstancias probablemente me habría partido el culo de risa por el comentario. Pero por el contrario, me recordó al intento de besarme de Nekane y eso me hizo borrar la sonrisa forzada de mi cara.
-- ¿Que pasa? ¿E dicho algo indebido?-- me preguntó Kaled dándose cuenta de mi malestar
-- No, claro que no.
-- ¿Que pasó en esa fiesta?-- Preguntó esta vez completamente serio, se había dado cuenta de que algo no había ido bien, la noche anterior, conmigo.
-- Mi amigo Onofre, el cumpleañero, tuvo una pelea con otro chico y ambos quedaron ingresados en el hospital. -- Respondí omitiendo la parte de Nekane. Él no tenía por qué saber eso. -- Estoy preocupada por él, nada más.
-- Seguro que se pondrá bien. -- Respondió Kaled. -- Bueno señorita nevada ¿Que te parece si jugamos a un juego?
-- ¿Señorita nevada? ¿Perdona? ¿Que clase de mote es ese? -- Exclamé. Él se hechó a reír.
-- Te pega. Eres una hielana, tu piel es tan pálida que casi se confunde con la nieve-- exageró él -- y tienes un peculiar mechón blanco en tus lindos cabellos.
Abrí los ojos aterrada y me llevé la mano al pelo. Sí, él mechón blanco se me había soltado de la pinza y relucia en mi mata de cabellos negros. ¡Él lo había visto!
¡Pensará que soy una chica rara!
Me apresuré a esconderlo con la pinza pero noté una mano cálida sobre mí brazo bajándomelo hasta dejarlo lejos de mi pelo.
-- No lo escondas -- me susurró Kaled al oído-- Te ves preciosa con él.
-- Me hace diferente, me hace parecer rara. -- Respondí yo sintiendo escalofríos al notar su dulce aliento. -- Se reirán de mi.
Él había vuelto a cruzar la linde y ahora lo tenía detras de mi sujetandome por la cintura y oliendo mi cabello.
-- Me gustas así, no me importa que seas diferente. No es malo ser diferente. -- Me susurró otra vez al oído-- Me gustan tus defectos además de tus virtudes, que seguro que tienes muchas. No seas tonta, no cambies nada en ti por lo que piensen los demás.
Me estremecí pero esta vez de alegría. Luego él me giró y me besó delicada y apasionadamente y yo respondí al beso de la misma manera.
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Hielo contra Fuego. (LIBRO I)
FantasiUna guerra sin fin, muchos peligros y amenazas y un secreto que deberá ser descubierto. Un planeta dividido entre el hielo y el fuego en el que sus habitantes son incompatibles y se odian. Berenice, que es una hielana, se dará cuenta de lo equivoc...