CAPÍTULO 18

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HIELO

Al día siguiente volví a ir a la linde pero Kaled no estaba. Pasé allí una hora dando vueltas hasta que me cansé y volví al instituto. Hice lo mismo durante una semana hasta que me resigné a aceptar la verdad, Kaled no volvería.

Las cosas no fueron mucho mejor después de aquello. Todo el mundo hablaba ya de la horrible noticia que nos hacía  revolver el estómago. Se estaba aproximando una guerra, de hielanos contra fogosos, que no se sabía cómo acabaría, pero prometía ser terrible.

La última guerra que había habido se produjo cuando yo era un bebé. Pero mi tía me contó que había sido horrible.

Había sido esa misma guerra la que se había llevado a mis padres, o eso decía mi tía, pero yo por alguna razón no la creía. No sabía por qué pero me extrañaba que mis padres uviesen muerto en la guerra, a fin de cuentas en aquella época las mujeres no podían ir a la guerra, asique mi madre se habría quedado en casa cuidando de mi, y si la habían matado en su casa a mi también me huvieran matado.

Además cada vez que le sacaba el tema a mi tía ella lo eludía y yo notaba que me ocultaba algo.

Pero ¿el qué?

La noticia de una nueva guerra era cada vez más notable y el centro empezó a llamar a nuestras familias para que nos vinieran a recoger pronto. Cerrarían el centro dentro de dos semanas, porque estaba demasiado cerca de la linde y seria muy peligroso. Lo más probable era que acabara destruido como al parecer había sucedido en la última guerra.

Me desagradaba la idea de tener que irme, no sólo estaría lejos de la linde, sino que además tendría que soportar la severa y desagradable forma de ser de mi tía, y también tendría que aguantar a Azhiel, mi insoportable prima pequeña.

Dos semanas. Pensé. Y luego todo se volverá un infierno.

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora