CAPÍTULO 4

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El chico de la imagen es Kaled.

FUEGO

Me tiré en la cama extasiado. No podía sacármela de la cabeza. Esa chica, que tenía muy mal genio, era muy guapa. Con su pelo negro claro y sus bonitos ojos de un color azul cómo el agua cristalina. Que linda era. ¡Y que mal carácter tenía para ser una hielana!

Lo malo era que se había enfadado y dudaba mucho que volviera. Sería demasiada suerte.

Si alguien supiera lo que estoy pensando me meterían en la soga. Pensé.

¡Y no era mentira! Aquí, en la zona fogosa, los castigos eran muy brutos, y un incumplimiento de normas de ese talante suponía un gran castigo que podría hasta costarme la vida, todo dependía de como me juzgaran.

Pero a mi eso no me importaba, llevaba llendo a la linde desde que era un niño, siempre llevado por la curiosidad, y nunca me habían descubierto, asique malo sería que ahora a alguien se le diese por pasar por haí y verme hablar con una hielana.

Solía ir a la linde porque, inimaginablemente, me encantaba el paisaje nevado que aportaba la zona de los hielanos.

Volvería a ir y con un poco de suerte vería a la linda muchachita. Sonreí al pensarlo, ¿Porqué tenía tantas ganas de volver a verla?

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora