CAPÍTULO 23

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HIELO

Convencer a Kaled para que me soltara no fue fácil, pero al cabo de una media hora lo conseguí. La verdad esque a mi me habría encantado quedarme arropada en sus brazos todo el día. Pero ya era muy tarde y Melody ya se estaría preguntando por qué no había vuelto desde el día anterior. ¿Y ahora que le diría?

Intenté pensar una excusa mientras caminaba de regreso al instituto cuando, al llegar a la puerta principal, alguien me agarró del brazo y me arrastró hasta el aula de química que era el aula más cercana.

Mi agresor me empujó adentro y luego cerró con llave. Me giré desde el suelo, porque había caído de culo al suelo, para ver el enfurecido rostro de Nekane.

Yo tragué saliva aterrada. Daba miedo cuando se ponía así de tenso y enfadado. Él me miró despectivo como si estuviera esperando una explicación. Pero, ¿una explicación de qué?

-- ¡Te has estado encontrando con un fogoso todo este tiempo! -- Exclamó él al darse cuenta de que no comprendía su expresión.-- ¡Todas las tardes que desaparecias como si nada estabas con ese bastardo, que además casi me mata!

-- ¡Y te lo mereces! ¡Y lo que haga yo o deje de hacer es mi problema, asique deja de meterte en mi vida!-- Le grité.

-- No, no lo haré. ¿Esque te has vuelto loca? ¡Es un fogoso! ¡Es peligroso!-- chilló él.

-- ¡Mira quien fue a hablar! ¡El que siempre me acosa y casi me mata en los baños de chicos!-- Ya no podía más con mi furia.

Él me miróa la cara sorprendido. Luego su expresión volvió a cambiar de nuevo.

-- ¡Yo nunca te mataría! ¡Eso es precisamente lo que estoy intentando evitar, que te maten!-- Gritó. Yo lo miré incrédula.-- Sí, no me mires con esa cara. ¡No quiero que te suceda nada malo y tú estás quedas con un fogoso!

¿Eso que oía y veía en su rostro era cierto? ¿En real él temía por mi vida? ¡Imposible!

-- ¡Es mi vida y hago con ella lo que me venga en gana! ¡Y a ti te da exactamente igual lo que me pase, lo que ocurre es que estás celoso!-- Chillé.

El color pálido de su cara cambió drásticamente al rojo vivo por la furia.

--¡No te traído hasta aquí para reprenderte por celos, sino para advertirte del peligro que corres!-- Gritó. Luego se relajó un poco y dijo más tranquilo-- No quiero que vuelvas a la linde nunca más.

¡Y una mierda! Pensé.

-- ¡Iré todas las veces que me plazca y tu no mandas en mi!-- Le reproché.

Su rostro se ensombreció.

-- Te ataré y encerraré si hace falta.-- Dijo sin alzar la voz, pero su expresión me indicó que estaba hablando enserio.

¡O dios! ¡Está loco!

-- ¡Estás loco!-- grité, pero mis piernas ahora temblaban. Él me estaba mirando fijamente cómo estudiandome.

-- ¿Vas a volver a la linde?-- Me preguntó muy serio.

Estuve apunto de responderle que sí pero me lo pensé mejor y negué con la cabeza.

-- No te creo.-- Dijo él y se hacercó a mi.

Estaba aterrada, su cara no me indicaba nada bueno. ¡Él estaba loco!

Retrocedí y luego me giré para salir corriendo, al fondo de la clase, a la puerta de emergencia. Forcejeé para abrirla pero estaba cerrada.

Me giré justo a tiempo para ver la cara de Nekane antes de que él me golpeara con su puño en la cabeza y me dejara inconsciente.

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora