CAPÍTULO 9

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El chico de la foto es Onofre.

HIELO

Aquel espléndido domingo de madrugada mi "queridisima" amiga me despertó a gritos y con sacudidas en los hombros. ¡Casi me da un infarto del susto!

-- ¡Despierta! ¡Despierta! ¡O bamos Berenice despierta!

--¡Que! ¿Que pasa? -- Chillé.

-- ¿Que qué pasa? ¡Que hoy es un espléndido día! ¡Bamos levántate tenemos que prepararnos para la fiesta!

-- ¿Fiesta? ¿Que fiesta? -- Pregunté aturdida.

-- ¡La fiesta! ¿Esque acaso lo olvidaste? ¡Hoy es el cumple de Onofre!

-- ¡O dios mio, es cierto! -- Exclamé recordando que hoy mi mejor amigo cumplía 17 años, y había decidido dar una fiesta como celebración, en la que evidentemente nosotras estábamos invitadas.

Oh dios, ¡se me había olvidado por completo! Ya pensaba volver hoy a la linde. Sí, en real no quería admitirlo de ninguna manera, me avergonzaba hacerlo, pero... tenía ganas de volver a la linde para ver a Kaled de nuevo.

¿cómo se me podría aver olvidado algo tan importante? Estaba segura de que Kaled volveria a ir a la linde y puede que me esperara. ¡Pero no podía faltar a la fiesta de Onofre!

Estaba en una balanza de decisión en la que en realidad era clarísima la elección que tomaría: ¿irme a la linde a ver a un chico que solo conocía de unos días? O ¿ir a la fiesta de mi mejor amigo al que conocía desde parbulitos y que nunca me había fallado? Era obvia la decisión a tomar.

Iría a la fiesta y luego al día siguiente iría a la linde y si me encontraba con Kaled y este me decía algo me disculparia.

Espera un momento. ¿Disculparame por qué, si no hemos quedado ni nada?

Me heché a reír al pensarlo. La verdad esque me estaba comportando como una idiota. Él no era más que un fogoso que quería jugar con el peligro y ya en si yo ni tan siquiera debería pensar en volver a verlo. Mucho menos en disculpame sin motivo.

-- Ei chica, deja de soñar y vístete para ir a desayunar. -- Me dijo Melody.

Yo me levanté de la cama y me vestí rápido lo primero que pillé del armario. Luego bajamos y desayunamos.

Lo único que me atemorizaba un poco era el hecho de que mi amiga no iba a para hasta que consiguiera maquillarme un algo. ¡Odiaba el maquillaje! Pero a ella eso no parecía importarle mucho. Por eso ya por la tarde una hora antes de la fiesta cuando nos estábamos preparando me soltó:

-- Por mucho que disimules y me mires de reojo no te vas a escaquear.-- Se estaba pintando la raya del ojo.

-- No entiendo por qué te empeñas tanto en maquillarme si sabes que lo odio y al final encontraré la manera de borrarmelo. -- Le respondí, mientras, con el pelo suelto, cogía mi mechón blanco y lo escondía bajo el resto de mi melena enganchadolo con una pinza.

Sí, oísteis bien, tenía un mechón de pelo blanco en toda mi melena negra. Lo odiaba, siempre me lo escondía porque odiaba cómo resaltaba junto con el resto del pelo negro. Lo odiaba porque me hacía diferente, porque devia ser la única en todo el mundo con un mechón de pelo blanco en un manto negro.

Llevaba puesto un vestido de color azul claro adornado con sortijas plateadas en forma de rocío. Según Melody era el vestido que mejor me quedaba por qué resaltaba con mis ojos.

-- Bueenooo... -- Dijo ella mirándome divertida una vez uvo acabado de maquillarse. Me enseñó su estuche de maquillaje. -- Ahora te toca a ti.

-- No, Melody sabes que no me gusta el maquillaje.

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora