CAPÍTULO 53

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FUEGO

La guerra había sido muy dura, pero milagrosamente yo había salido considerablemente ileso, salvo por un pie un poco torcido que me producía cojera y me dificultaba al andar, y por los miles de cortes, heridas y cachos helados en mi dolorido cuerpo.

Habían sido dos días horribles, pero parecía que la guerra ya había terminado. Yo había acabado siendo enterrado por mil cuerpos muertos y deshacerme de ellos para salir de allí había sido la peor experiencia de toda mi vida.

Y mirar el macabro panorama de cadáveres por todos lados,  no era mucho mejor.

De pronto,  mientras caminaba,  una voz interrumpió mis pensamientos.

-- ¡Kaled!

Levanté la vista para ver a Berenice corriendo en mi dirección. Al principio me puse enormemente contento de verla, pero luego rectifiqué. ¿Que demonios estaba haciendo ella aquí? ¡Era peligroso! ¡Se suponía que estaría lejos con sus tíos!

-- ¿Que estás haciendo aquí?  ¿Estas bien? -- Le pregunté gritando para que me ollera.

Ella asintió pero hasta desde donde me encontraba pude ver que no se encontraba nada bien. Intenté caminar más rápido hacía ella aguantando el terrible dolor que eso provocó en mi pie. Berenice por su parte echó a correr en mi dirección. Pero se detuvo de pronto y miró detrás mía con ojos desorbitados y expresión horrorizada.

--¡Kaled cuidado! ¡Detrás tuya!-- Exclamó.

Lo siguiente que sucedió fue rápido y muy confuso.

Me di la vuelta para ver que era lo terrible que sucedía y apenas tuve unas milésimas de segundo para ver a mi contrincante antes de recibir la enorme esfera de hielo impactando contra mi pecho.

Y la persona que vi me dejó de piedra y desconcertado. Kenneth, mi mejor amigo, tenía las manos extendidas en mi dirección y de ellas en lugar de fuego, emanaba ráfagas de hielo.

Luego caí al suelo y la vista se me nubló un poco. Cuando la recuperé vi a Berenice arrodillada junto a mi llorando sin cesar. Yo intenté hablar pero al primer intento no lo conseguí, no era casi capaz ni de respirar siquiera. Finalmente logré murmurar:

-- Berenice... Te... quiero. Por favor... no... llores.

-- ¡Kaled no te vallas! ¡No me dejes! ¡No ahora! ¡Te necesito! ¡Ahora es cuando más te necesito! -- Sollozó.

Por su forma de hablar supe que se refería a algo en concreto.

--¿Que... pasa? ¿Que... quieres... de... decir? -- Dije cada vez con más dificultad para hablar.

Mi vista se estaba nublando otra vez, solo que esta vez tenía la leve intuición de que si cerraba los ojos no los volvería a abrir nunca.

Ella me miró con los ojos llenos de lágrimas.

-- Kaled bas a ser padre.-- Dijo y luego cayó en llanto.

Yo me quedé sorprendido, sin embargo me sentía desfallecer cada vez más. Estaba entre delirios. Finalmente decidí dedicarle unas bonitas últimas palabras antes de cerrar los ojos para siempre.

-- Berenice... te... amo.-- logré pronunciar.

Luego todo a mi alrededor se volvió completamente negro. Todo mi dolor se esfumó junto con los sentidos. Y dejé de pensar, y dejé de sentir... Y me perdí en un inmenso avismo de oscuridad sin fin.

¿Fin?

¡La historia se acabó! ¡Mi primera historia terminada! ¡Que ilusión! Jajaja.

Bueno pues haber, este es el final del primer libro, pero  como ya dije en caps anteriores esto es una trilogía asique ya anuncio que el próximo libro se titulará: "Entre fogosos (hielo contra fuego 2)"

Si tenéis alguna pregunta sobre la historia dejadla en los comentarios. Y espero que os gustara esta novela.

Votad y comentad que os pareció porfa. :)

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora