CAPÍTULO 37

264 14 0
                                    

HIELO

Nos encontrábamos los dos sentados uno al lado del otro, apoyados en el muro en ruinas. Hacía un rato que habíamos dejado de abrazarnos y ahora estábamos en silencio, sin saber que hacer.

Al final él fue el primero en romper el silencio.

--Berenice... ¿Que nos pasó?-- suspiró él.

-- No lo sé. Supongo que no éramos buenos para nosotros mismos. La cosa ya no funcionaba. -- Dije aclarando lo ovbio.

-- Sí, pero no fue por eso...-- Insistió él.

En realidad yo tampoco sabía que nos había pasado. Había sido todo muy rápido y confuso y cuanto más intentaba pensar en ello más me costaba recordarlo y lo poco que sí recordaba era demasiado doloroso para rememorarlo.

Él me había destrozado, me habia quitado algo muy importante para mi.

-- Berenice... Siento haberte forzado. -- Agachó la cabeza para mirar al suelo arrepentido.-- No debería haberte besado, ni haberte encerrado, ni nada de lo que hice.

-- Yo también lo siento. Siento no poder sentir ya lo mismo por ti. Al menos no como antes. Creo que en estos dos últimos años nos hemos hecho bastante daño a los dos.

Rememoré entonces aquel día en el que, tras lo sucedido y llevada por la furia, lo había empujado con la ventana abierta. Había sido un accidente, pero lo habían tenido que ingresar en el hospital un buen tiempo. Y como eso otras tantas que ambos los dos habíamos pasado, haciendonos daño mutuo tanto de forma física, como con palabras horribles y muy hirientes.

Sin embargo, él nunca había dejado de quererme, pero para su desgracia yo había conseguido superarlo (de aquella manera) Y eso se lo debía en parte a Kaled.

-- Sí, nos hemos comportado como niños pequeños...pero yo me pasé. Berenice... no quiero pedirte que me perdones, porque no lo merezco. Pero quiero que sepas que tú aun significas mucho para mi y no quiero que te suceda nada. Y que fue por eso por lo que llevo acosandote estes últimos meses.

-- Lo se... Pero yo ya no siento lo mismo y creo que tu también deberías ir superándolo. No podemos estar juntos. Nos hemos hecho demasiado daño como para dar marcha atrás. Además mi corazón se ha desbocado por otro camino aun más confuso que tengo que solucionar.

-- Te refieres al fogoso.-- comprendió él. No pareció agradarle mucho que hablara de él pero no se quejó.

-- Sí, pero no lo digo por lo que piensas. Nunca te lo imaginarias y espero que no lo hagas.

-- No voy a meterme en tu vida amorosa con otro chico. -- Replicó él dejando claro que quería cambiar de tema, cosa que agradecí porque yo también me sentía incómoda hablando de Kaled con él.

Sin embargo ya no supe que más decir. Habíamos hablado todo lo que deberíamos contarnos, ya no había nada más que decir. Solo puedo asegurar que en esos momentos le había mentido. Sí seguía sintiendo algo por él. Cada vez que me había acorralado yo no había llorado por no poder defenderme, sino por lo que me costaba resistirme al deseo de corresponderle. Pero había decidido que no quería volver con él después de lo que me había hecho. Y entonces había conocido a Kaled y aunque seguía dolida y un poco enamorada por Nekane, había conseguido ignorarlo y dejarlo atrás como agua pasada. Pero en el fondo sabía que seguía enamorada de Nekane, apesar de todo.

Sacudí la cabeza intentando deshacerme de esos agobiantes y complicados pensamientos.

¿Por qué todo era tan difícil?

-- Creo que deberíamos volver al internado. -- Dije con voz cansada.

Cansada de todo lo que me había pasado. Cansada de mi situación con Nekane, de la nueva y horrible noticia con relación a Kaled... ¡Con todo!

-- Sí, además Melody estará preocupada. -- Dijo él, pero por su expresión intuí que ocultaba algo.

-- ¿Le has hecho algo a Melody?-- Le pregunté esperando que no fuera grave.

-- Tube que llevarla a cuestas de vuelta y encerrarla en su cuarto porque pretendía cruzar la linde para ir a buscarte. -- Dijo él medio arrepentido y medio riéndose.-- debe de estar muy cabreada.

-- ¿Y que demonios hacía ella en la linde?-- Exclamé poniendome de pie.

Él se puso serio y con expresión ahora totalmente avergonzado y me explico que se lo había contado todo a Melody y que habían salido a buscarme tras mi huida.

Yo casi me caigo de bruces cuando me dijo que le había contado a Melody lo de lo mio con Kaled. Tenía ganas de golpearlo, gritarle... ¡Algo!

-- ¡Pero serás imbécil!-- grité-- ¿Y tú por qué le dijiste nada? ¡Ahora no me va a hablar en la vida! Pero que digo ¡Me ba a matar!

--Tranquilízate. Tampoco será para tanto.

O Dios ahora deseaba ahorcarlo con mis manos. ¿Que no era para tanto? Ya podía imaginarme a Melody chillando y pregúntandome por qué demonios no le había contado nada.

Y lo último que quería ahora era soportar la bronca de mi mejor amiga. No, lo que realmente deseaba en esos momentos era tumbarme en mi agradable cama y dormir para olvidarme de todo durante unas horas.

-- ¡Arghh! ¡Da igual! ¡Volvamos al recinto antes de que me de algo. -- Repliqué mientras comencé a andar dando pisotones cabreada.

Nekane me siguió sin pronunciar ni una sola palabra. Por su silencio parecía arrepentido, pero yo podía sentir una sonrisa divertida dibujada en su cara. Lo conocía y sabía que a él le divertía verme así dando pisotones en el suelo y mandando coces de vez en cuando al aire. Claro he de reconocer que debía estar muy graciosa comportandome así, pero aún así no me pareció muy considerable por su parte reírse de mi a mis espaldas.

Y ya no pude soportarlo más.

-- Se que te estás riendo de mi y no me agrada. -- Le espeté girandome para verlo, y él al darse cuenta de que me había percatado estalló a carcajadas.

-- Lo siento, pero esque te ves graciosísima cuando te pones así.-- Dijo entre risas.

-- Eres un estúpido ¿lo sabías?

Me giré y seguí caminando, esta vez más relajada y con paso normal, de vuelta al internado. Nekane paró de reír y luego de volver a disculparse se puso al lado mía para acompañarme.

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora