CAPÍTULO 50

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HIELO

Ya habían pasado tres días y en esos tres días me había encontrado horrible, ahora sin embargo ya me encontraba mejor.

Nekane me había ayudado todo el tiempo, pero al igual que yo él también estaba preocupado y nervioso.

La guerra se presentaba al día siguiente y nosotros estaríamos allí para presenciarla. Solo esperaba que el internado no saliera perjudicado, pues había descubierto que además de nosotros dos habían muchos más niños que se quedarían allí. Todos estaban mal por alguna razón, como yo, y no tenían forma de marcharse.

Había hasta niños pequeños, los cuales me preocupaban.

Suspiré desganada y me recosté en mi cama. Al cabo de un rato alguien llamó a la puerta.

-- Adelante-- dije.

Nekane abrió la puerta y entró en el cuarto.

--¿Cómo estás? -- Me preguntó, llevaba una bandeja con comida en las manos.

--Bien.

-- ¿Tienes hambre?

Otra mejoría en mi era que había recuperado el apetito y por lo tanto había recuperado mi peso natural. Lo cual alegraba mucho tanto a Nekane cómo a la enfermera.

Yo le sonreí amablemente y asentí con la cabeza. Él me sonrió y se me acercó para pasarme la bandeja.

-- ¿Sopa otra vez?-- Me quejé.

-- La enfermera dijo que la sopa caliente te sentará bien, asique no te quejes y come.

Yo bufé pero obedecí y no tardé en acabarme el plato. Luego él recogió todo y se fue.

Me recosté de nuevo en la cama y cerré los ojos. Esa noche soñé...

"Me encontraba en una estancia... extraña. Todo a mi alrededor era blanco. No había ni esquinas ni paredes ni nada... solo blanco.

Oí un fuerte grito y me giré para ver de donde provenía. Allá a lo lejos pude divisar a Kaled. Tenía una mano en el pecho y había sangre, mucha sangre.

Él calló al suelo con estrépito cómo un peso muerto. Yo grité y corrí hacía él sin parar de gritar su nombre. Pero por mucho que corría él seguía estando lejos.

Tropecé y caí de bruces al suelo de la nada en la que me encontraba. Allí mientras vi como él giraba la cabeza para verme con unos ojos vidriosos y suplicantes, ¡aun estaba vivo!

Movió la boca pero no emitió ningún sonido. Estaba intentando decirme algo sin éxito. Intenté incorporarme de nuevo pero no era capaz. Me desesperé.

Entonces vi horrorizada cómo allá al fondo donde se encontraba Kaled todo lo blanco se volvía poco a poco en un negro intenso y escalofríante. Negros cuervos pasaron por mi lado y fueron volando con rapidez hasta donde él estaba tirado en el suelo.

Todo se volvió negro cada vez más. Yo grité asustada y me tapé la cara con las manos. Y luego... nada.

Levanté la vista y todo estaba negro. No había rastro de Kaled ni de los cuervos. Todos habían desaparecido... y yo me encontraba sola en la inmensa y fría oscuridad de la nada."

*                                  *                                *

Un fuerte ruido fue el que me sacó de mi terrible sueño. Pero lo que mis oídos percibieron no fue mucho mejor.

Se oían gritos y llantos desesperantes. Explosiones. Más gritos.

Un fuerte olor a humo inundó mis fosas nasales. ¡Fuego!

Me levanté de la cama de un salto y me asomé a la ventana. A lo lejos pude divisar la linde llena de gente hechando fuego y hielo por las manos. También habían espadas y más armas...

La guerra había comenzado.

Espero que os gustara el cap. ¡Y solo quedan TRES capítulos!
Porfa votad y comentad :)

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora