CAPÍTULO 52

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HIELO

Me desperté algo aturdida y me apollé en las ruinas de la ciudad fantasma. Pensaba que las bombas llegarían hasta allí como en antaño, pero no sucedió así. Me había dirigido allí después de estar un buen rato derrumbada de rodillas en el suelo sollozando cerca del internado. Y ya habían pasado dos días desde entonces.

Sí, llevaba dos días entre las ruinas de la ciudad fantasma sin comer ni beber, lo bueno de los hielanos era que podíamos resistir bastante tiempo sin beber nada porque ya en si nosotros éramos criaturas del hielo, sin embargo el hambre ya era otra cosa.

Me percaté entonces de que no había ruido. Ni los gritos, ni las explosiones... Nada. No se oía nada.

Me levanté con dificultad por el dolor de algunas de mis costillas y mi brazo rotos. Caminé en dirección a la linde con el corazón en la mano.

Desde lejos pude ver que no había ningún hombre en pie luchando, pero si había personas igualmente. El panorama me dejó desolada. Cuerpos muertos desperdigados por todo el espacio de hasta 20 metros que había a cada lado de la linde.

Me llevé la mano a la boca mientras mis lágrimas saltaban de mis ojos. Era horrible. Aspiré sin querer y el hedor de los hombres muertos inundó mis fosas nasales obligandome a taparme la nariz con la mano.

De pronto algo a lo lejos me llamó la atención y casi me caigo de la emoción al ver quien estaba a unos 10 metros de distancia.

Caminaba con dificultad pero estaba vivo y eso era lo único que me importaba en esos momentos. Eché a correr hacia él llamandolo gastando las pocas fuerzas que me quedaban.

Kaled levantó la vista y me vió, su expresión al principio fue de gran alivio pero luego cambio a horror y preocupación.

--¿Que estás haciendo aquí? ¿Estas bien? -- me preguntó gritando para que lo ollera.

Yo asentí apesar de que no me encontraba en absoluto y de ninguna manera bien.

De pronto algo me hizo detenerme. Detrás de Kaled, mucho más lejos, había alguien con las manos extendidas, no parecía un hielano sin embargo supe que quería atacar a Kaled.

--¡Kaled cuidado! ¡Detrás tuya!-- Exclamé.

A él apenas le dió tiempo a girarse cuando una enorme bola azul de hielo impactó contra su pecho.

Kaled calló al suelo llevándose la mano allí donde el hielo le había dañado.

No se de donde saqué la energía y las fuerzas, pero heché a correr en su dirección y acabe arrodillada junto a él en tiempo récord.

Me fijé en su herida. Le había dado de lleno en la parte central del pecho, justo en la parte del corazón. Él respiraba con gran dificultad y me miró con ojos vidriosos. ¡Se estaba muriendo!

-- Kaled. Kaled por favor no... Tú no...-- Sollocé.

-- Berenice... Te... quiero...-- Dijo él con dificultad. -- Por favor... no... llores.

-- Kaled no te vallas. No me dejes. No ahora. ¡Te necesito! ¡Ahora es cuando más te necesito!-- gemí desolada llevándome una mano a mi barriga.

-- ¿Que pasa...? ¿Que... quieres... de... decir?

Yo lo miré con los ojos llenos de lágrimas.

-- Kaled... bas a ser padre.-- musité y luego caí en llanto.

Él me miró con una expresión extraña que supe que si no fuera por su deplorable estado habría sido de sorpresa.

-- Berenice... te... amo-- dijo y luego ya no dijo nada más.

--¿Kaled?-- mi voz era temblorosa. -- ¿Kaled? ¡Kaled! ¡No! ¡No por favor no!

Me derrumbé por completo y caí encima del cuerpo ahora muerto de mi amado y hermano. Estuve así encima suya, con la cabeza en su pecho, sollozando descontroladamente, lo que podrían haber sido horas.

De pronto, en un momento dado, noté como unas manos rudas me agarraban bruscamente y me separaban de él.

--¡No! ¡No! ¡Soltadme no quiero dejarlo! ¡No!

Grité y pataleé sin éxito y al final me rendí dejandome desfallecer bajo el rudo amarre del desconocido. Sin parar de pensar en Kaled muerto, Nekane muerto y yo sola a manos de Dios sabe quien con un niño en camino creciendo en mi interior. Luego cerré los ojos y perdí la consciencia.

FLASBACK

Me desperté en mi cama un par de horas después de que Nekane me recogiera tras haber vomitado y haberme desmallado.

Alguien llamó a la puerta y yo di permiso para que entrara. Una mujer de estatura media, pelo castaño y ojos azules, asomó por la puerta. Era la enfermera.

--¿Te encuentras mejor?-- me preguntó.
Yo asentí.

-- ¿Estoy enferma? --Le pregunté, algo que me pareció un poco estúpido puesto que era evidente por mi estado.

Sin embargo y para mi sorpresa ella negó con la cabeza y se puso seria.

-- Precisamente a eso vine a hablar contigo.

Por la expresión que puso me dió a entender que lo que me iva a decir no era nada bueno. Tragué saliva asustada.

-- Dime, ¿que clase de relaciones has llegado a tener con Nekane?

Yo la miré sin comprender.

--¿Qué? ¿A qué viene esa pregunta? Nekane y to no tenemos ninguna relación.-- Exclamé.

Ella me miró con el ceño fruncido.

-- Berenice ¿sabes porqué estas así de mal con vómitos y malestar?-- Dijo mirándome severa.

Yo negué con la cabeza algo asustada por su expresión.

-- Berenice estas embarazada.

Yo me quedé helada al oír esas palabras. Y de pronto todo cuadró. Había hecho el amor con Kaled y hacia ya un tiempo que no me venía la regla.

"¡Hay Dios mio!" pensé "¡Estoy embarazada de Kaled!"

FIN FLASBACK

Por favor no me matéis por haber matado a Kaled y Nekane jajaja. ¡Este es el penúltimo capitulo! ¡El próximo será el último! ¡Y me hace mucha ilusión porque es la primera novela que acabo! Jajaja. Aunq os recuerdo que esto es una trilogía.

Y espero que os gustara el cap y votad y comentad que os parece porfa. :)


Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora