CAPÍTULO 2

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FUEGO

Me desperté gritando. Aun tenía en la mente grabada los lloros de desesperación de los bebés a los que no había podido salvar... ¿de qué? ¿de la explosión, mezclada de dos colores, que vino justo después?

Escuché un fuerte golpe y me incorporé para ver a mi amigo Kenneth tirado en el suelo. Se levantó y me miró con cara asesina.

--¡Quieres hacer el favor de no despertarme con tus gritos cada vez que te despiertas!-- Me gritó, evidentemente molesto por la estrepitosa caída, que le había provocado, al despertarlo con mis gritos.

-- Lo siento

--¿Que lo sientes? ¡La próxima vez te quemaré la garganta para que no chilles!-- Me amenazó.

¿Y que quería que hiciera yo si tenía pesadillas?

Él debió intuir lo que pensaba por qué me espetó:

-- ¡Sí que es culpa tuya! ¿No podías tener sueños normales como todo el mundo?

Yo lo miré con cara de reproche. Kenneth era un gran amigo, salvo a la hora de levantarse, a la cual podía resultar ser el chico más insoportable del mundo.

-- No me mires así Kaled, es la verdad. -- Volvió a recriminarme-- ¿Además que quiere decir ese sueño, porque para soñarlo todas las noches seguido, debe significar algo. Digo yo.

Lo miré esta vez sin saber que responderle, porque realmente ni yo sabía que podía significar.

--¿Algo como qué? -- Le pregunté.

-- Pues no se, pero si uno se para a pensarlo los bebés podrían significar algo de tu pasado, lo que no entiendo es la explosión naranja azulada. ¿Porque dijiste que había una explosión naranja azulada, no?-- Dijo Kenneth pero pareciera que estuviera más pensándolo para sí que hablandolo conmigo.

Yo me límite a asentir notando cómo mi mente se alejaba de allí y iba a para a la franja de hielo y nieve que separaba nuestras ciudades de la de los hielanos.

Hielo contra Fuego. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora