Capítulo 18: No te muevas.

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Capítulo 18: No te muevas.

Harry podía haber esperado que Bárbara le sonriera cuando se lo encontrara al abrir la puerta. Podía haber esperado que lo abrazara por haber venido hasta España solo para verla. Incluso, en su fuero interno, esperaba que ella lo besara. (Aunque era totalmente consciente de que no sucedería).

Pero lo que nunca se habría esperado es que le atizara en la cabeza con un mando de televisión.

- Oh Dios mío.-musitó ella cubriéndose la boca con las manos.- ¡Lo siento! ¡Lo siento tanto! ¿Qué haces aquí?

Harry se acarició la parte afectada de su cabeza con la mano poniendo una mueca de dolor.

- ¿Sorpresa? - intentó sonreír, pero le salió a medias por el dolor.-Creo que debería haber avisado.

Bárbara sonrió ampliamente y fue hacia él y lo abrazó. No tenía ni idea de cuánto tiempo había estado esperando ese abrazo hasta que lo recibió.

- Creía que eras un asesino.- confesó. El ojiverde soltó una carcajada.- Siento haberte golpeado.

- No pasa nada.

Harry miró alrededor y se quedó estupefacto. El apartamento era demasiado grande para una sola persona, pero demasiado pequeño para una familia mediana. Una de las paredes era entera de cristal, como una ventana gigante. Se podían ver las calles de Madrid. Las demás paredes eran blancas, y una de ellas tenía luces de árbol de Navidad amarillas pegada a ella. El mobiliario era moderno, excepto por una estantería de madera gigante, de esas que tienen una escalera para poder coger los libros de arriba, que se encontraba al fondo de la sala. Le sorprendió la cantidad de libros que Bárbara poseía. Al otro lado de la habitación, había una vitrina de cristal con decenas de bolas de cristal. Se acercó más a ella.

Bárbara cogió su equipaje y cerró la puerta detrás de sí. Se posicionó al lado de Harry, que estaba observando su colección.

Las bolas eran souvenirs. Cada una era de un lugar distinto del mundo. Había de Nueva York, París, Japón e incluso Groenlandia.

- Eran de mis padres.- explicó ella.- Compraban una de cada lugar al que visitaban. Como ves viajaban mucho.- rió.

- Son increíbles.- dijo él cogiendo una de Egipto y moviéndola para que la nieve cayera sobre las pequeñas figuras de las pirámides. Irónico que nevara en Egipto, pero bonito.

- Lo sé. Intento ampliar la colección, pero es difícil ir a un sitio al que ellos no fueron.

- Tu casa es tan... Bárbara.

- De eso se trata.- volvió a reír.- A veces me hace sentir sola. Ya sabes, es muy grande. Pero, en fin, me gusta.

Harry la miró y sonrió. Desvió la mirada a una bola de pelos naranjas que acababa de entrar al salón.

- ¿Tienes un gato?- le preguntó.

La peliazul miró a Ed.

- Uh, sí. Es Ed Sheeran. El primero de muchos, cuando sea anciana viviré con cien gatos como mínimo.- afirmó convencida, asintiendo con la cabeza.

- ¿Le has llamado Ed Sheeran?

- Sí.

Él fingió una tos y murmuró: -Enferma.

- ¡Es pelirrojo! Se me ocurrió al instante.- refunfuñó.

- ¿Has visto el videoclip de Lego House? Porque es muy tú.

- ¿Te crees que eso me ofende? -preguntó.- ¡Me estás comparando con Rupert Grint! ¡Es genial!

- En realidad te estaba llamando acosadora.- le informó Harry.

La peliazul le sacó la lengua, dejando a la vista de Harry el piercing de ésta. Algo se removió en su interior.

- Por cierto... ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has sabido donde vivo? No es que no me guste que estés aquí, pero, bueno, ya sabes.

Él rió por lo bajo.

- Oh, verás...- fue hacia el sofá y se sentó. «No te cortes, Harry, como si estuvieras en tu casa» Pensó Bárbara antes de seguirlo y sentarse a su lado.- Tu amiga Alicia se mandó con tu teléfono mi número y me suplicó por mensaje que le mandara desnudos.- la peliazul se tapó la cara con las manos y ahogó una carcajada. Típico de Alicia.- Así que, aproveché y le pedí información.

- ¿Qué le diste a Alicia a cambio de la información?- preguntó alzando las cejas. Él la miró confundido.- ¡Oh, vamos! Es mi mejor amiga, la conozco mejor que nadie. Sé que no da si no recibe.

- No me hagas decirlo.- suplicó.

Los ojos de Bárbara se abrieron. -¿Le mandaste desnudos?

- ¿Qué? ¡No! Bueno... Casi.- Bárbara abrió la boca.- Pidió que todos nos hiciéramos una foto en bóxers donde sujetáramos un cartel que decía: Propiedad de Alicia García.

La peliazul estalló en carcajadas.

- No puede ser.- dijo riendo.- Bueno, sí puede ser. Hablamos de Alicia. ¿Cómo conseguiste que los demás lo hicieran?

Harry se encogió de hombros. - Chantaje.

- ¡Qué buen amigo!

-Síp. Y ahora, dame ese mando con el que me has pegado y veamos la tele.- le quitó su arma oficial de la mano y al ver las intenciones de la peliazul de recuperarlo lo escondió debajo de él.

- ¡Devuélvemelo!- protestó ella.

- No.

Bárbara sonrió maliciosamente. No se daría por vencida tan temprano. Con toda la sensualidad que pudo, se sentó en el regazo de Harry, con sus piernas a cada lado de él.

La miró boquiabierto. No sabía qué hacer, no sabía qué decir. Movió sus manos a los costados de Bárbara sin llegar a tocarla. No sabía ni dónde ponerlas. ¿En su cadera? ¿Cintura? ¿Espalda? ¿Hombros? Estaba totalmente en blanco. Tenía la certeza de que si en ese momento le preguntaban su nombre, no sería capaz de recordarlo. Bárbara sonrió más aún al ver el estado en el que se encontraba Harry.

- ¿Me vas a dar el mando?- le susurró sensualmente al oído. Le recorrió un escalofrío. Estaban despertando muchas cosas en Harry. Incluyendo algo en sus pantalones.

Tragó saliva.

- N-no.- balbuceó.

Entonces Bárbara miró por encima de su hombro y abrió los ojos con sorpresa.

- Harry... No te muevas. Mi serpiente está justo detrás de ti.

- ¡¿Qué?!

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No pensaba subir hasta mañana, pero en fin, soy increíble. Hahahah, os quiero

-Magda.

El chico del ascensor » EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora