Capítulo 19: Gustatzen didazu.

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Capítulo 19: Gustatzen didazu.

Entonces Bárbara miró por encima de su hombro y abrió los ojos con sorpresa.

- Harry... No te muevas. Mi serpiente está justo detrás de ti.

- ¡¿Qué?!

- Shhh... No te muevas. No es agresiva si no haces movimientos bruscos.

Él palideció y comenzó a sudar. Toda la excitación que le causaba tener a la peliazul encima se disipó al instante. ¿Bárbara tenía una serpiente como mascota? ¡Claro que sí! ¡Es Bárbara! Ni siquiera sabía por qué le sorprendía.

- ¡Tengo fobia a las serpientes!

Ella quitó su cara de falsa preocupación y sonrió. Paso su mano por la espalda de un Harry paralizado y le quitó el mando de la televisión.

- Lo sé, lo leí en Wikipedia.- su sonrisa se volvió victoriosa mientras se levantaba de encima suya y se sentaba al otro lado del sofá.- También sé que no tengo una serpiente.

Harry soltó el aire que estaba reteniendo. Fulminó a Bárbara con la mirada e intentó tranquilizarse tomando respiraciones profundas.

- Eres mala.- eso solo hizo que ella sonriera más.- Está bien, tú sabes muchas cosas sobre mí y yo casi nada sobre ti. Quiero que me digas cosas tuyas.

Ella movió el mando de televisión.

- ¿No íbamos a ver la tele?- él negó con la cabeza.- Está bien, ¿cuántas cosas?

- Cinco.

- Vale, a ver... Odio a la gente que anda en las escaleras mecánicas. O sea, ¡están hechas para algo! Para que te subas y que ellas hagan el trabajo. ¡Le quitan toda la diversión!

Harry rió. De verdad rió. No podía creer que le gustara una chica tan rara.

- Eso está bien, pero quiero que sea algo más personal.

Ella pensó durante unos segundos. Finalmente habló.

- He intentado ser vegetariana más de diez veces, pero siempre fallo porque soy una fracasada que no puede vivir sin pizza.

- Existen pizzas vegetarianas.- Harry apuntó.

Lo miró con seriedad.

- Eso no son pizzas. Son ensaladas encima de una masa de pizza.

Él volvió a reír. Era imposible no hacerlo con ella.

- Bien, otra cosa.

Esta ya la tenía pensada.

- ¿Sabes lo que es el euskera?- le preguntó. Por la cara que él puso supo que no.- No te preocupes, no creo que nadie fuera de España lo sepa. Bueno, es un idioma del País Vasco, una provincia del norte de España. Es rarísimo y difícil. Pues yo lo aprendí. Ni lo voy a usar, ni me gusta, pero un día decidí aprenderlo y lo hice. Me costó pero lo conseguí manejar.

Eso le sorprendió mucho. Ella era muy inteligente, aunque hiciera cosas que nadie comprendía. Al principio quería comprenderla. Luego poco a poco se dio cuenta de que a Bárbara no había que comprenderla, había que admirarla.

- Dime algo en euskera.

Lo miró directamente a los ojos y sonrió. Ni siquiera se lo pensó:

- Gustatzen didazu*.

- ¿Qué significa?- preguntó con verdadera curiosidad.

- La gracia está en que no lo sepas.- él iba a protestar pero lo interrumpió.- No te lo diré.

- Vaaale. Siguiente.- cedió.

- No sé qué decir. Pregunta tú.

Tardó unos minutos en preguntarle:

- ¿Dónde te veías dentro de unos años con Daniel?

Ella cerró los ojos como si lo estuviera imaginando y rió.

- Huyendo de nuestra boda en caballo. En plan novia a la fuga.

Rieron juntos durante unos minutos. Ella se pasó la mano por el pelo azul y suspiró. Apoyó la cabeza en el respaldo del sofá y cerró los ojos de nuevo.

- ¿No te irás a quedar durmiendo otra vez, no?- se burló el rizado. Abrió los ojos y los puso en blanco.

- Qué gracioso. Venga, siguiente y última.

Sonrió con picardía.

- ¿Tienes algún tatuaje u otro piercing?

Ella soltó una suave carcajada y cogió el dobladillo de su camiseta por el lado derecho. La levantó y dejó ver una margarita tatuada en su costado.

Al principio la atención de Harry estaba en la margarita. Sin embargo no pudo evitar que su mirada se desviara a la curva del pecho que Bárbara sujetaba con su mano sobre la camiseta para no enseñarlo.

Ella no llevaba sujetador.

Mierda.

- Es bonita, ¿verdad?- preguntó la peliazul mirando la flor en tinta sobre su piel.

- Desde luego.- asintió. Pero no estaba mirando precisamente el tatuaje.

Ella lo miró a él y frunció el ceño.

- Se te van los ojos, Edward.

Harry instantáneamente bajó la mirada avergonzado.

- Lo siento.- musitó.

Bárbara lanzó una carcajada.

- Está bien. Todos tenemos curiosidad.

Él frunció el ceño. ¿Curiosidad? ¿En serio? ¿Tan poco se valoraba ella como para pensar que le miraba las tetas por curiosidad? Dejó a un lado su vergüenza y dijo:

- No estaba mirando por curiosidad. Estaba mirando porque tienes unas tetas bonitas.

La peliazul rodó los ojos con escepticismo.

- Déjalo.

Y lo dejó. No quería que se creara un momento incómodo. Miró alrededor y se encontró con un sobre cuadrado encima de la mesa.

- ¿Qué es esto?- le preguntó cogiéndolo.

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*Gustatzen didazu: Me gustas.

Me encanta dejaros con la intriga hahah.

Me da la sensación de que cuando subo dos capítulos en un mismo día no leéis el primero(?

idk, solo os aconsejo que os aseguréis de que habéis leído el capítulo anterior antes de leer uno nuevo, por coherencia y eso.

¡Gracias!

- Magdalena.

El chico del ascensor » EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora