Capítulo 31: Dulce despertar.

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Capítulo 31: Dulce despertar.

- ¡Fuera, bicho! ¡Fus!- estornudo.- ¡Aléjate de mí, bola de pelos!

Bárbara sonrió al escuchar la dulce voz de su mejor amiga. Abrió los ojos y al instante borró la sonrisa. Sintió un dolor de cabeza insoportable que la hizo volver a cerrar los ojos fuertemente.

Resaca.

Se levantó perezosamente de la cama frotándose las sienes con los dedos. Anduvo hacia la cocina encontrándose con Ed rondando por los pies de Alicia y a ésta apártandolo como podía.

Soltó una risita antes de coger el tarro de aspirinas.

- ¡Tú!- la pelirroja la señaló con el dedo.- ¿Podrías ser una amiga normal?

Bárbara se encogió de hombros.

- Lo soy.- dijo simplemente, después de tragarse la pastilla.

- ¿Te parece normal que me llame Harry Styles a la una de la madrugada y me diga que te busque por todas las discotecas de Madrid y que me haya pasado la noche preguntando por una peliazul hasta que al final te he encontrado vomitando al lado de un contenedor de basura?- gritó, moviendo los brazos.

La peliazul apretó los labios y lo meditó durante unos segundos.

- Esa es una pregunta muy larga.- fue su respuesta.

Hugo entró a la cocina semidesnudo y se lanzó al bote de aspirinas como si de un drogodependiente se tratara.

- Este dolor de cabeza va a matarme. ¡Anda! Hola, Alicia. ¿Qué hay?

En menos de un parpadear Alicia estaba yendo echa una furia hacia los dos para golpearlos con fuerza en la cabeza. Los otros maldijeron y se tocaron la zona en la que les había pegado con cara de dolor.

- De Hugo me lo esperaba. Pero de ti, Barbie...- negó con la cabeza, fingiendo una grave decepción.

- Lo siento Alice. No volveré a ser tan irresponsable.- habló Bárbara, como si fuera una niña pequeña siendo regañada.

La pelirroja frunció el ceño.

- ¿Estás loca? A mi no me importa que te emborraches y hagas tonterías. ¡Lo que me importa es que no me hayáis avisado!- todos rieron un poco hasta que Alicia cortó las risas súbitamente con un gesto tanjante.- Vale, me voy. Sois unos asquerosos borrachos, pero no os olvidéis de que yo también lo soy. Bárbara, por Dios, llama a Harry. Estaba muy preocupado.

Y se alejó de ellos a paso firme. Tras unos instantes se oyó el sonido de la puerta principal siendo cerrada.

- Es muy sexy cuando se pone en plan sargentón.- aseguró Hugo después de unos segundos de silencio.

La peliazul negó con la cabeza y lo miró de arriba a abajo.

- ¿Y tú que haces medio desnudo?- cuestionó señalando sus calzonzillos de Superman.- Vístete. Patético.- susurró la última palabra.

- ¡Te he oído!- le gritó el rubio de camino a la habitación de invitados.

Ella rió y negó con la cabeza. Cogió su móvil y frunció los labios.

12 llamadas perdidas, Edward.

Y solo eran las llamadas, no se quería ni imaginar cuantos mensajes tendría. ¿Lo llamaba? ¿Le escribía un mensaje? Sabía que tenía que justificarse pero ¿cómo lo hacía?. No tuvo tiempo de pensarlo más, porque en aquel instante una llamada entró en su teléfono.

La pantalla mostraba la foto de Harry con aquel koala. Había acabado poniéndosela de imagen de contacto porque le hacía mucha gracia su mueca en la instantánea y porque, bueno, era una foto con un koala.

Bufó y le dio a Aceptar.

- Lo siento, lo siento, lo siento.- dijo mientras se llevaba el aparato a la oreja.

Se oyó un suspiro al otro lado de la línea.

- No pasa nada, casi no me preocupé.- mintió tan descaradamente que Bárbara se preguntó si era una broma.- Uhm, ¿hiciste ayer muchas cosas de las que arrepentirte?- bromeó.

- En realidad no recuerdo mucho.- respondió con total sinceridad, mientras andaba sin rumbo por toda la casa.

- ¿Hasta donde recuerdas?- preguntó él con interés.

Bárbara se paró en seco. Hasta cuando te dije que eras un Dios griego y que me hacías tener pensamientos impuros.- pensó.

- Hasta la séptima copa.- mintió. Hoy era el día de las mentiras.

Harry hizo un sonido de asentimiento con la garganta y despúes se quedaron en silencio.

- Edward... Te echo de menos- le confesó.

- Yo también, Marie.

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El universo no quiere que estudie.

Srsly, me pongo a estudiar y de repente me viene la inspiración y, claro, ¿quién soy yo para contradecir al universo?

De verdad siento no poder subir tan a menudo como me gustaría y siento venir con este capítulo tan poco especial,  pero estoy muy saturada.

En seguida vendrán las vacaciones y -si no me castigan por las notas- podré subir más.

¡Gracias y besos!

- Magdalena.

El chico del ascensor » EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora