Capítulo 7: ¿Coca-Cola o Pepsi?

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Capítulo 7: ¿Coca-Cola o Pepsi?

Bárbara observó cómo Harry saltaba con total perfección la valla. Varios rizos cayeron sobre la cara del chico. ¡Cómo le gustaban sus rizos! ¿Sería raro tocárselos? Sí, lo sería.

Contuvo sus ganas de tocar su pelo y cogió el refresco que el le tendía. Se giraron hacia la calle y Harry se sorprendió ante las vistas que tenía al frente. Madrid estaba iluminado por bonitas luces sobre la noche. Se podían apreciar cerca de donde ellos se encontraban edificios clásicos de la ciudad, también iluminados. Era un paisaje precioso.

- Bonito, ¿eh?- preguntó Bárbara. Harry se giró para mirarla.

- No creo que más que Holmes Chapel.

Ella le sacó la lengua en gesto de burla y él se fijó en algo que no había visto antes.

- ¿Tienes un piercing en la lengua?

La peliazul sacó la lengua y movió de un lado a otro el palito negro, mostrándoselo mejor. Luego se encogió de hombros, como si no fuera gran cosa.

Abrió su refresco, le dio un trago y se sentó cerca de la cornisa, con las piernas cruzadas al estilo indio. Harry la imitó, sintiéndose idiota.

- ¿A veces no sientes la necesidad de gritar?- soltó la chica.

Él la miró. Sí, a veces la sentía. Aunque no lo pareciera, se estresaba con facilidad y necesitaba descargarse gritando con un cojín presionado en el rostro. Asintió.

- Sí.

Se extendió poco a poco una gran sonrisa en el rostro de Bárbara que hizo que Harry temblara de miedo. ¿Qué se le había ocurrido ahora?

- Te reto.- Harry frunció el ceño y esperó a que siguiera hablando.- No eres capaz de gritar tan alto como yo.- afirmó como una niña pequeña, cosa que hizo sonreír a Harry.

- Eso no lo sabes.- aceptó.

Bárbara sonrió más ampliamente -si era posible- y se puso en pie. Él hizo lo mismo. Los dos dejaron sus botes de Coca-Cola sobre la cornisa. Cuando estuvieron frente a frente, la diferencia de altura era notable. Él le sacaba casi una cabeza, y los dos se dieron cuenta. Por un extraño motivo, a Harry le gustaba que ella fuera tan bajita en comparación con él.

- Vamos, pequeña.- la animó. No pasó desapercibido el mote para Bárbara.

La peliazul se alejó un poco de Harry, cogió aire, cerró los ojos, apretó los puños, se inclinó ligeramente hacia delante y gritó con todas sus fuerzas.

Fue un grito alto, agudo, largo, y -sobre todo- desesperado. Estaba lleno de impotencia. Todo ese grito tenía un nombre. Daniel. Cuando terminó, no abrió los ojos, los mantuvo cerrados mientras respiraba pesadamente. Su labio tembló y para reprimir un sollozo, volvió a gritar.

Harry admiró cómo ella luchaba contra sus sentimientos, haciendo todo lo posible por no llorar. Por no estar triste. Podía ver el piercing de su lengua y sus largas pestañas entrecruzadas a consecuencia de sus párpados presionados.

Cuando Bárbara abrió sus ojos, lo primero que vio fue a Harry observándola con una intensidad fortísima. Su rostro poseía una expresión neutral, pero sus ojos tenían un bonito brillo. Sonrió.

- Wow- comentó de manera casual, fingiendo- Sienta genial, te toca.

Él dejó pasar sus lágrimas reprimidas, porque sabía que ella no quería hablar de eso. Porque sabía que ella no se quería mostrar débil, y no sería él el que la haga mostrarse así.

Repitió las acciones de Bárbara y gritó tan fuertemente como ella. Ese grito fue mucho más ronco y grave que los de Bárbara. Y tampoco ocultaba tantos sentimientos como los de ella. Su garganta ardía y picaba. Él pensó que lo matarían si se quedaba afónico, pero en ese momento no le importaba. Su voz se quebró al final del grito, eso hizo sonreír ampliamente a la peliazul.

- Me encanta cuando una voz se quiebra, suena tan desesperado.- dijo la chica cuando él terminó de gritar y abrió los ojos.

Cualquiera se hubiera avergonzado por decir algo tan raro, pero Bárbara no.

Bárbara no tenía miedo de parecer rara. Bárbara era rara, y eso a ella le gustaba.

Y eso a Harry le gustaba.

Los dos se volvieron a sentar en el mismo sitio que antes. Dieron un trago de sus refrescos para intentar reponer sus gargantas.

- ¿Coca-Cola o Pepsi?- preguntó de pronto ella.

Harry la miró. Ella era tan impredecible. Podía saltar una valla, después hacerte gritar tan alto como puedas y después preguntarte sobre tus gustos de bebidas como si tal cosa. Nunca había conocido a nadie como ella.

- No lo sé. Las dos, supongo.

Ella amplió sus ojos, como si él acabara de cometer un delito.

- ¿"No lo sé"?, ¿"Supongo"? ¿Qué clase de persona eres? ¡Estás tan perdido en la vida si no sabes qué prefieres! -dramatizó- Es algo muy importante, Harry. Necesitas poner en orden tus prioridades.- citó a Ron Weasley.

Él rió. Bárbara había ganado, sin lugar a dudas, el premio a la persona más interesante que había conocido jamás.

- Prefiero la Coca-Cola, pequeña.- se decidió, al final.

Ella sonrió arrogante y tocó la cabeza de Harry, como premiándolo. (Aprovechó para tocar sus rizos, hay que añadir.)

- Es tan bonito llevar a la gente por el buen camino.- dijo llevándose una mano al pecho, haciéndose la conmovida. Él no pudo hacer más que reír, de nuevo.

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¡Hola!

Seré pesada, pero quería volver a dar las gracias a la gente que vota y comenta. Puede que no sean muchos votos, pero para mí tienen un gran significado.

También quería pedir que os sintáis libres de darme críticas constructivas, para ayudarme a mejorar, o decirme si he fallado en algo para corregirlo.

¡Gracias! (Otra vez).

- Magda.

El chico del ascensor » EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora