Capítulo 24: El refugio.

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«Todos sufrimos, todos somos frágiles, jamás le negaré una sonrisa a otro ser humano, hay gente que es tan bonita por dentro que me conmueve.»
- Ramón Melendi Espina.

Capítulo 24: El refugio.

Cuando llegaron al refugio Harry se sorprendió.

El refugio resultó ser un recreativo de juegos semi-abandonado. Había alguna que otra maquinita de marcianos, unas pocas mesas de billar desgastadas y otras cuantas de futbolín sin bolas con las que jugar. Aunque fuera un poco cutre, tenía encanto. A cualquier joven le gustaría tener un sitio así para estar con sus amigos. Harry se preguntó si estar allí sería legal. Había sido afortunado porque el anterior allanamiento de morada que había cometido junto a la peliazul había sido eclipsado por la noticia de su "nueva chica", pero no quería tentar a la suerte.

No obstante, no le dijo nada a Bárbara.

- ¡Tendrán cara!- se quejó la chica.- ¡Nos meten prisa para que vengamos y ellos ni están aquí!- él rió.

- No pasa nada, Marie.- no había terminado de decir la frase cuando un moreno de ojos azules había entrado en la sala.

- ¡Sergio!- gritó Bárbara y saltó a abrazarlo. Algo se retorció dentro de Harry.- Hacía tiempo que no te veía.- cambió al inglés para decirle:- Este es Harry. Harry, este es Sergio.

El ojiazul no soltó a Bárbara para mirarlo, y cuando lo hizo, su sonrisa se endureció. Le tendió una mano y Harry la estrechó. Deseó que le hubiera tendido la que se enrollaba alrededor de la cintura de Marie.

- Encantado de conocerte.- le dijo. No tenía muy buena pronunciación, pero era entendible. Siguió hablando en inglés para no dejar a Harry fuera de la conversación y se dirigió a Bárbara.- Me he enterado de lo de Daniel. Lo siento mucho.

Algo le dijo a Harry que no lo sentía para nada. La forma en que la miraba y cómo la tocaba dejaba claro que no. Demasiado claro para su gusto.

Parecía que Bárbara no notaba la admiración que el chico le tenía.

- No pasa nada. Estoy mejor que nunca.- le aseguró. No había ni una pizca de tristeza en su voz, y eso le alegró. Quería saber que ella tenía más que superado al idiota de Daniel.

Por lo visto a Sergio también le alegraba, porque dejó escapar una enorme sonrisa. Estaba seguro de que él sentía más que amistad por Bárbara. Le brillaban los ojos cada vez que fijaba su vista en ella, y tan sólo le hicieron falta unos minutos para darse cuenta. Él estaba enamorado de la peliazul. Y ella probablemente no lo sabía.

- ¡Llegó el rey de la fiesta!- alguien gritó desde la puerta.- Y traigo pizza para mi pequeña.

Hugo se adentró en la sala y dejó cuatro cajas de Domino's Pizza encima de una mesa de billar, a su lado.

A Bárbara se le iluminaron los ojos. Se zafó del agarre de Sergio -afortunadamente- y corrió hasta Hugo con los brazos abiertos, preparada para abrazar. Éste también sonrió y abrió los brazos, esperando el abrazo. Cuando estaba cerca de su mejor amigo, Bárbara giró y se abrazó a las cajas de pizza. Hugo abrazó al aire.

Sergio y Harry rompieron a reír al ver la cara que se le quedó al chico. Bárbara ni se inmutó, abrió la primera caja para ver qué ingredientes contenía la pizza con total indiferencia.

- ¿Cuatro quesos? ¿En serio?- dijo haciendo una mueca de asco y abriendo la siguiente.- Mmmm, barbacoa. Sabía que no me fallarías.

Hugo hizo un gesto de rendición subiendo y bajando los brazos.

- Un mes sin verla y abraza a la pizza. Increíble.- resopló.

No era muy alto, pero tampoco era bajo. Su pelo era rubio y le caía por encima de la frente. Tenía unos ojos marrones y grandes que se achinaban cuando sonreía. Sus hoyuelos eran aún más notables que los de Harry. Era muy atractivo, pero tenía cierto parecido a un niño. Su voz grave contrastaba con su apariencia.

La peliazul se giró para mirar a su mejor amigo e hizo un puchero con sus labios.

- ¿Huguito ta fadado?- le habló con voz de bebé. El otro se hizo el disgustado, pero se le escapaba una sonrisita.

- Ven, anda. No puedo contenerme si pones esa cara.- se resignó él abrazándola por los hombros. Bárbara sonrió y besó su mejilla.

- Edward, éste es Hugo, mi mejor amigo. Hugo, él es Harry.

Hugo le dio un abrazo masculino a Harry y otro a Sergio. Se estaban acomodando los cuatro en un sofá cuando oyeron un grito.

Todos giraron hacia la puerta a tiempo para ver a Alicia corriendo y gritando como la mayor fan en dirección a Harry. Bárbara posó sus dedos en el puente de su nariz mientras suspiraba cerrando los ojos.

- Se me olvidó mencionar que Harry es un poco famoso.- dijo.

La pelirroja llegó hasta Harry y lo abordó. Él sólo reía y se dejó llevar por la loca de su mejor amiga. Hugo aprovechó el momento para dirigirse a Bárbara en español.

- Raúl al final no viene. Está con su novio.- la peliazul asintió con pena.- Entonces...- prosiguió.- ¿Te has follado a Enrique?- soltó con una sonrisa traviesa. Bárbara frunció el ceño.

- ¿Enrique?- preguntó.

- Sí... Ya sabes...- Hugo hizo un gesto con la cabeza señalando a Harry, intentando ser disimulado, pero fracasando en el intento. Bárbara lo miró y rió. Su mejor amiga estaba de cuclillas en el suelo y se había abrazado a su pierna, sin ninguna intención de soltarlo jamás.

- ¡Qué cabrón!- insultó a Hugo cariñosamente.

- No sé español, pero eso no puede ser bueno.- dijo Harry haciendo que todos rieran.

Una voz con acento americano hizo que todos dejaran de reír y miraran hacia la puerta.

- Bárbara Sánchez Zayas.

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¡Hola! Me gustaría que recomendarais la historia para que se de a conocer más. ¿Me haríais ese favor?

¡Gracias por todo!

- Magdalena.

El chico del ascensor » EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora