Capítulo 38: Ropa interior.
- Vale. Su comedero y su bebedero tienen que estar siempre llenos. Toma una pastilla para las bolas de pelo todos los días a las cinco y cuarenta y ocho minutos. Le tienes que dar muchos mimos. ¡Ah! Y que no coma pescado, le sienta mal a su estómago. Limítate al pienso.
- Barbie.- la llamó Alicia.- ¿Recuerdas cuando tuviste que cuidar a la hija de tu jefa y me la encasquetaste a mí para irte con el-que-no-debe-ser-nombrado?
La peliazul casi se echó a reír por el sobrenombre que su amiga le había puesto a Daniel. No entendía por qué hablaba de él como si fuera tabú. No estaba nada dolida en cuanto a su ex. Aunque, en caso de que lo llamara así por miedo a que si pronunciara su nombre aparecería de la nada como los mortífagos de Harry Potter, sí lo entendía. Ese hombre la había acosado durante los últimos dos meses. Contínuas llamadas, mensajes y visitas imprevistas que siempre acababan igual: con Bárbara cerrándole la puerta en las narices.
» Me dijiste, y cito: "Dale chocolate hasta que caiga dormida, no falla". Era una niña. No puede ser mucho más difícil cuidar a un gato.
- ¡Ni se te ocurra darle chocolate a mi bebé!- exclamó horrorizada. Empezaba a replantearse la idea de dejar a Ed al cuidado de la pelirroja.- Y, sobre su caja de arena...
- Eh.- la interrumpió su amiga.- ¿Puedes repetirme por qué voy a cuidar de esa bola de pelos naranja a pesar de ser alérgica a eso?
Bárbara miró a ambos lados para asegurarse de que Harry no estuviera cerca. Se tapó la boca y bajó el tono de voz para que sólo se pudiera escuchar a través del móvil y, por consiguiente, sólo pudiera escucharla Alicia.
- Ya lo hemos hablado, robaré unos bóxers de Zayn para ti. -frunció el ceño y continuó hablando.- Y trata con más respeto a mi pequeño o te las verás conmigo.
Pudo sentir la sonrisa de suficiencia de su mejor amiga al otro lado de la línea.
- Siempre es un placer hacer tratos contigo, Bárbara Marie. Pasaré a por tu pequeño cuando os hayáis ido, y como me arañe te llamaré para que me consigas otros de Louis...- le colgó antes de que le pidiera toda la ropa interior de cada integrante de One Direction.
Puso su móvil a cargar y prácticamente corrió a su habitación. Allí estaba Harry, semi acostado en su cama al lado de su propia maleta abierta y vacía.
- No puedo creer que vaya a hacer esto.- le confesó Bárbara sonriendo como una niña pequeña mientras comenzaba a echar prendas de ropa a la maleta.
- Te fuiste a Italia de pronto sin avisar a nadie, no creo que sea nada nuevo para ti.- comentó él sonriéndole sin despegar los labios.
«Viajar no es nuevo, pero viajar contigo sí.» pensó, pero no lo dijo. Le sacó la lengua y eso le hizo reír a él.
Bárbara continuó metiendo la ropa que había seleccionado anteriormente y que se hallaban esparcidas por el colchón. Harry se incorporó.
- ¿Quieres que te ayude?- se ofreció.
- No hace falta...- dijo ella distraídamente, entretanto seguía con su labor.
- Te ayudaré.- insistió él. De pronto cogió una tela negra y la alzó, estirándola.
La chica abrió los ojos y la boca enormemente y se la arrebató de las manos.
- Eso era...- empezó Harry.
- Sí.- asintió ella, con la mirada gacha.
- Quiero verlas otra vez.- Bárbara alzó la cabeza y lo miró entre sorpresa y reproche.- Eran muy sexys. No me has dejado apreciarlas.
Ella guardó rápidamente todo y cerró su equipaje. Depués, lo miro con seriedad.
- No te voy a dar mis bragas, Edward.- él comenzó a reír.
- Encaje negro. Mmm.
Bárbara golpeó su hombro y dejó la maleta en el suelo.
- Idiota, nos vamos a Londres.
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Buuueno, como os habréis fijado, les he puesto títulos a todos los capítulos y he editado algunas cosas de los capítulos anteriores. Así, por amor al arte y por complicarme la vida.
Tengo una pregunta: ¿Os sigue gustando la historia tanto como al principio? (Solo son mis paranoias duh)
Os quiero,
- Magda.
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El chico del ascensor » EDITANDO
FanfictionBárbara no es como las demás chicas. Si a primera vista destaca por su cabello azul, cuando la conozcas no será eso lo que más te sorprenderá sobre ella. Es impredecible, loca, y vive la vida de una manera que muchos no entenderían. No ve revistas n...