Capítulo 35: Déjà Vu.

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Capítulo 35: Déjà Vu.

Unas palmas sonaron en la puerta de la habitación. Luisa entró acompañada del chico.

- Hola.

- Joder.- musitó Bárbara.- ¡Edward!

Harry tenía una sonrisa radiante en el rostro y los brazos abiertos preparado para recibir un abrazo por parte de la peliazul. Luisa y Ariel estaban en shock. Literalmente. Se habían quedado de piedra, con los ojos lo más abiertos posible y la mandíbula caída.

Bárbara estaba dispuesta a abrazarse a Harry, pero sus dos alumnas se lo impidieron abalanzándose a la vez sobre él. Éste rió junto a la chica.

- Ellas son Ariel y Luisa, mis alumnas.- le explicó.

Harry se hizo fotos con ellas y les firmó autógrafos, las dos estaban muy emocionadas -Luisa incluso lloró un poco- y afirmaron amar a su profesora de baile con todas sus fuerzas por tener amigos tan especiales. Después de que se fueran y la atención de Harry recayera de nuevo en la peliazul, ésta se sintió un poco expuesta.

Sólo llevaba unos pantalones cortísimos negros de licra y una camiseta suelta, corta y blanca. A parte de sus queridísimas puntas de ballet, claro está. Él no disimuló al mirar sus piernas y ella casi, CASI se ruboriza por primera vez en su vida.

- Oh Dios mío, tu madre debe de odiarme.- dijo Bárbara tras los minutos de silencio en los que Harry se dedicaba a analizarla.

Una risa salió de sus labios.

- ¿Y eso por qué?- cuestionó él, casi con burla.

- Porque en tus días libres te dedicas a venir a verme a mí. Prácticamente le estoy robando a su hijo.

Harry negó con la cabeza sonriendo y volvió a extender los brazos.

- ¿Y mi abrazo?

Bárbara sonrió ampliamente y saltó a abrazarlo con tanto ímpetu que acabó con las piernas alrededor de su cintura y sus brazos aferrándose a él por el cuello. Harry la agarró con fuerta y dio vueltas sobre ellos mismos. Hubiera quedado bonito si no se hubiesen caído hacia atrás por el mareo.

Él rió cuando cayeron, pero ella no. Oh-oh. Déjà Vu. Había "vuelto" a caer encima de él. Estaban exactamente en la misma posición que en su sueño. Todos los recuerdos se le arremolinaron en la mente. Miró sus labios. Estaban tan cerca...

Sacudió la cabeza y se puso en pie.

- ¿Estás bien?- le preguntó él con preocupación. Ella afirmó con la cabeza y le dio una sonrisa minúscula mientras le tendía la mano para ayudarlo a levantarse. Él la aceptó.

- Estoy feliz de que estés aquí, Edward. Se te está haciendo costumbre venir sin avisar.- le dijo con las cejas alzadas, su buen humor había vuelto.

- Necesitaba una buena dosis de Barbaridades.- rió. Ella ya estaba sonriendo, así que se limitó a sonreír más.- ¿Algo nuevo que contarme?

Ella comenzó a andar hacia la cocina y Harry la siguió.

- Bueno, estoy oficialmente pensando en volver a actuar. Aunque solo sea una vez, por Ariel y Luisa.- comentó mientras se sentaba encima de la encimera de la cocina.

- Creo que deberías hacerlo.- la animó.

Bárbara extendió el brazo y cogió un plátano que había en una bandeja, se lo ofreció a Harry y él lo aceptó.

- No sé por qué, pero tengo ganas de hacerlo. Pensé que la idea se me haría horrenda o inaceptable, pero no. Creo que en cierto modo echo de menos la euforia del momento de los aplausos y los nervios antes de salir. Tú lo comprenderás.

Harry asintió. Sintió un impulso de besar la mejilla de Bárbara y así lo hizo. Ella le sonrió, pero no preguntó el por qué de su beso.

- ¡Edward! -gritó de repente.- ¡Tu cumpleaños ya ha pasado y yo no me enteré!

Él le dio un mordisco al plátano y se encogió de hombros.

- Da igual, Marie. Yo tampoco sé cuando es el tuyo.

Ella se bajó de un salto de su asiento y cogió su teléfono móvil.

- Vamos a celebrar tu cumpleaños.

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Harry is back!

Se acabó el fin de semana :( ¡Que os sea leve el lunes!

- Magdalena.

El chico del ascensor » EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora