Capítulo 9: ¿Quién eres?

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Capítulo 9: ¿Quién eres?

Unos golpes incesantes e irritantes en la puerta de su apartamento despertaron a Bárbara. Ella gruñó. No solía dormir mucho, por eso no le sentaba nada bien que interrumpieran sus horas de sueño.

Se levantó adormecida y fue hacia la entrada. Anduvo arrastrando los pies, descalza sobre las frías baldosas. Con una mano abrió la puerta mientras que con la otra se frotaba los ojos. En cuanto la puerta estuvo abierta a penas un centímetro, Daniel la empujó y se adentró en la casa echo una furia. Bárbara no se esperaba este estado de ánimo por parte de él, pero había sido testigo de tantos cambios de humor del rubio que ni siquiera le sorprendió.

Bostezó y cerró la puerta para después mirar a Daniel. Él apretaba con fuerza una revista en su mano. Bárbara frunció el ceño, ¿por qué mierda traía una revista?

— ¿Puedes explicarme esto?— espetó con furia, lanzándole la revista.

La cogió y comenzó a ojear la primera página. En un principio no le pareció ver nada especial, era tan sólo una revista de cotilleos normal y corriente. Hasta que se fijó en una de las fotos de la portada. Era ella.

Inmediatamente entró en shock. ¿Esto era una broma? Sus ojos y boca estaban tan abiertos como era posible. Leyó el título de la foto:

"¿Nueva chica de Harry Styles?, página 14"

Miles de preguntas sobre Harry la asaltaron. Estaba claro que no sabía nada sobre aquel chico. Sin salir de su asombro, rápidamente fue a la página catorce. Podía sentir la penetrante mirada de Daniel en ella mientras pasaba las páginas. Sus dedos temblaban de puro nerviosismo. Cuando abrió la página indicada, dos fotos más atrajeron su atención.

En la primera, estaba ella en el hotel donde conoció a Harry. En ese instante recordó el flash que le pareció ver. Salía andando por un pasillo, con la vista en el suelo y una pequeña sonrisa en el rostro. Debajo de ésta, decía: "La joven española saliendo de la habitación de hotel de Styles." A Bárbara le hirvió la sangre de pura rabia. La estaban haciendo quedar como una puta, cuando en realidad no había hecho nada con Harry.

En la siguiente imagen salían los dos, Harry y ella. Estaban en la azotea de esa madrugada. La foto fue tomada en el momento en que casi se cae por la cornisa, Harry la abrazaba contra él y Bárbara reía con la cabeza echada hacia atrás. Se veían a la perfección las vistas que ellos divisaron. Sería una preciosa fotografía de una pareja si no se tomaba en cuenta un pequeño detalle: Ellos no eran una pareja.

Debajo de la imagen estaba escrito: "La pareja esta madrugada en una azotea de Madrid."

Bárbara quería seguir leyendo el resto del "artículo". Necesitaba respuestas. Pero la mirada de Daniel la estaba incomodando demasiado. Levantó la vista y lo observó, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, esperando una explicación. Sin embargo, ella no tenía una explicación.

— ¿Y bien?— se impacientó.

La peliazul se encogió de hombros.

— No veo por qué te tengo que explicar nada.— soltó despreocupadamente. Daniel apretó la mandíbula.

— ¡Pues yo si lo veo, joder! ¿Qué haces con ese tipo? ¡Quiero que me lo expliques!— elevó más de lo necesario el tono de voz.

— Bueno, si vamos con esas, tú podrías explicarme qué hacías besándote con aquella tipa el otro día.— pronunció ella con total calma. Eso lo pareció pillar por sorpresa, ya que cambió su expresión facial enfadada por una... ¿arrepentida?— No tienes derecho a pedirme explicaciones si tú no me las das a mí, Daniel.— finalizó.

El rubio bajó la mirada al suelo. Tardó unos minutos que parecieron eternos en hablar.

— Yo... había bebido ¿vale? No era consciente, Bárbara, yo...— ella lo interrumpió.

— No me llames Bárbara.

Él la miró como si estuviera loca.

— Te llamas Bárbara.

— Sí, pero no quiero que me llames así.

El enfado parecía llegar otra vez a Daniel, porque apretó los puños y gritó:

— ¡¿Cómo cojones quieres que te llame entonces?! ¡Estoy harto de tu mierda! Siempre tienes que estar diciendo o haciendo cosas que nadie entiende. ¿No puedes ser normal? ¡Déjalo ya! ¡Me emborraché y besé a una chica, supéralo! Tú no puedes hablar las cosas normalmente, no. —alargó la 'o'— Tú te tienes que tirar a un famosillo, porque tú eres especial, ¿no?

Ella lo miró fijamente sin mover un músculo y con expresión indescifrable. Daniel se pasó las manos por la cara y suspiró.

— Mira, perdón, no quería decir eso.— Bárbara seguía mirándolo sin decir nada. Él caminó de un lado a otro por la habitación. — ¡Joder, Bárbara! ¡Di algo! Grítame, pégame, ¡lo que sea! Lo siento de verdad, nena.

Un segundo después, la mano de Bárbara impactó con fuerza contra la mejilla de Daniel.

— Ahí tienes. Cierra la puerta al salir.— dijo con tranquilidad. Después se dirigió al sofá del salón, se tumbó y encendió la televisión.

El chico gruñó frustrado, colocó la palma de su mano sobre la zona afectada y se dio la vuelta para marcharse dando un portazo.

Cuando Bárbara oyó la puerta de la entrada cerrarse, cogió la revista de cotilleos que Daniel le había traído y la abrió por la página número catorce.

— ¿Quién eres realmente, chico del ascensor?— susurró para sí misma.

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Lo siento, es muy corto, pero demasiado es para el poco tiempo que tengo. ¡Besos!

- Magda.

El chico del ascensor » EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora