Prólogo

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El entrenamiento para los guerreros de Marley continuaba, en pocos años se elegiría a los nuevos portadores de los titanes y de esa forma iniciaría el ataque contra la Isla Paradis, en busca de recuperar al Titán Fundador para que la nación conser...

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El entrenamiento para los guerreros de Marley continuaba, en pocos años se elegiría a los nuevos portadores de los titanes y de esa forma iniciaría el ataque contra la Isla Paradis, en busca de recuperar al Titán Fundador para que la nación conserve su poder.

Los cadetes eran jóvenes potenciales capaces de destruir naciones en un abrir y cerrar de ojos, por eso cuatro de ellos se encargarían de salvar al mundo de esos demonios, y los demás se quedarían en Marley para no dejar desprotegido este país.

Todos los candidatos tenían la misma posibilidad de ser elegidos, es por eso que no podían descansar ni un solo segundo, de lo contrario alguno de sus compañeros llevaría la delantera.

—Llegó la hora de heredar el poder de los titanes, de los ocho que somos sólo seis serán elegidos —contó el mayor de los cadetes con emoción, era un adolescente rubio de ojos claros que siempre tenía algo para contarles, era ya su característica propia.

—¡No puedo esperar! —exclamó una pequeña rubia alegre, que estaba ahí para limpiar el nombre de su familia y le emocionaba sólo pensar en que sus hermanos podrían vivir en paz.

Desde que se descubrió que su tío era parte de la facción de restauración y que todos estos fueran enviados a la isla de los demonios, la familia Grice quedó en malos términos con Marley, fue por eso que ella decidió darle una oportunidad de vivir a sus hermanos, aún si moría en trece años al heredar un titán o en menos por alguna guerra.

—Como si fueras a ser elegida, eres la más débil —espetó Annie, otra de sus compañeras con la cual desde que la conoce se lleva mal, su rivalidad era cómo si hubieran nacido para pelear una con la otra, y lo hacían seguido.

Lynna que, a diferencia de Annie, tenía el cabello más opaco, se limitó a bajar la cabeza y no responderle a su compañera, sabía que perdería, siempre moría de miedo frente a ella.

—¿No te molestaría ser una de las que no reciban, Lynna? —preguntó Pieck curiosa, sacando a la mencionada de sus pensamientos, y ella negó con la cabeza mientras sonreía— No se cómo puedes estar tan tranquila, yo estoy muy nerviosa por la elección.

—Todo estará bien —dijo Lynna con amabilidad, sonriéndole a Pieck para tranquilizarla un poco, esa pequeña de cabello negro era su mejor amiga desde su primer día en el programa para convertirse en guerreros.

Ese momento de tranquilidad se vió interrumpido debido a la discusión que estaban teniendo Reiner y Porco, sus peleas eran más frecuentes de lo que querían aceptar, tanto que los demás se limitaban a observarlos sin intención alguna de detenerlos.

—¡¿Te estás burlando de nuestra misión?! —gritó Reiner, sosteniendo al castaño por la camisa mientras lo zarandeaba— ¡¿Será que quieres el retorno del imperio eldiano?!

La pequeña de cabello rubio tragó su saliva con incomodidad, que sacaran aquel tema era difícil para ella pues fue por culpa de los restauradores de Eldia que su familia terminó en esa situación tan complicada y desfavorable.

—¡No digas tonterías, idiota! —aquel castaño golpeó el rostro de Reiner con tanta fuerza que lo hizo caer, él era de los pocos que conocían la historia de la familia Grice y no permitiría que ese bastardo hablara de eso frente a su querida Lynna— ¡Desgraciado!

—¡Espera, Porco! —exclamó Marcel deteniendo a su hermano, sabía que sería capaz de matar a cualquiera que se metiera con su amiga, pero debía de ponerle un límite en ese momento.

La cadete le dedicó una sonrisa cálida a su mejor amigo, Porco Galliard, aún si él no mostraba afecto con palabras lo hacía al defenderla, y aunque ella desconocía los motivos del porqué se comportaba así, era muy agradable.

—Vámonos —Zeke colocó su mano en el hombro ajeno para que le siguiera, su descanso había terminado y debían reunirse con el capitán si no querían meterse en problemas.

—Vamos, Pieck —llamó Lynna mirando a su amiga, quien la siguió estando algo despistada ya que miraba con curiosidad a su compañero recién golpeado que aún estaba en el suelo.

La iniciativa de ayudarlo no surgió en el corazón de Lynna Grice, y no por ser una mala persona, ella solía ayudar a los demás siempre que podía, pero en ese momento le tenía prioridad a seguir a Zeke Jaeger, era un candidato a guerrero excepcional y si quería que la eligieran debía de juntarse con él.

Esos serían los futuros portadores de los titanes, preparados para servirle con honor a la nación de Marley.

Esos serían los futuros portadores de los titanes, preparados para servirle con honor a la nación de Marley

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Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora