Capítulo 5

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El siguiente día pintaba ser bastante cansado, luego del desayuno pusieron a todos los cadetes a correr alrededor del campo decenas de veces, algunos incluso vomitaron y se ganaron un castigo de cien flexiones, por suerte Lynna Grice no fue parte ...

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El siguiente día pintaba ser bastante cansado, luego del desayuno pusieron a todos los cadetes a correr alrededor del campo decenas de veces, algunos incluso vomitaron y se ganaron un castigo de cien flexiones, por suerte Lynna Grice no fue parte de ellos, pero era la que se quedó atrás de sus compañeros porque ya no aguantaba.

Cuando estaba en Marley llegó tan lejos porque su nación valoraba la inteligencia tanto como la condición física, además tenía a Porco que la ayudaba cuando se quedaba atrás, pero ahora estaba en desventaja y su mejor amigo no vendría a ayudarla.

—¡No te quedes atrás, Grice! —gritó el instructor Shadis haciendo que Lynna aumentara la velocidad por inercia, más le valía seguir corriendo si es que valoraba su dignidad— ¡Si fuera una misión fuera de la muralla, ya serías el almuerzo de algún titán, sigue!

Entre largas caminatas y ejercicios de resistencia a Lynna le pareció que habían pasado al menos diez horas, pero apenas era medio día y todavía tenían la prueba de aptitud en la que usarían el equipo de maniobras.
Por suerte ella tenía más experiencia en esa área, en cuanto a equilibrio siempre fue la mejor en Marley, no se le complicaría aquel equipo.

—Sólo debíamos de correr, ¿tan difícil te pareció ese entrenamiento que por cierto haremos diario? —habló Jean con una sonrisa odiosa mientras se dirigían hacia el comedor para ir a almorzar, era seguido de cerca por Marco.

—¡D-Déjala tranquila! —habló el de pecas con nervios, intentando hacerle frente a su amigo para que dejara de molestar a Lynna, pero una vez más se había sonrojado al estar tan cerca de aquella rubia de ojos ámbar.

—Parece que le gustas a Marco, desde ayer que llegamos no te quita la vista de encima —murmuró alguien al oído izquierdo de Lynna, era una chica.
Cuando volteó a verla se dió cuenta que era su compañera de cama en el dormitorio: Mina Carolina, la miraba risueña y esperando una respuesta interesante por parte de Lynna.

Ella se limitó a responder con un: «No estoy interesada», lo cual era verdad, no tenía ni el más mínimo interés en mantener una relación romántica.

Se sentó junto a Mina y se pasaron el almuerzo quejándose de lo difícil que fue el entrenamiento, y es que nadie tenía la condición física todavía.

Ya era hora, debían regresar al campo y mostrar que podían usar el equipo de maniobras tridimensionales.
Fueron pasando en grupos, mientras unos se equilibraban sobre el equipo los demás observaban, y el instructor evaluaba la destreza de cada cadete.

—¡Lynna Grice, por aquí! —indicó uno de los supervisores en voz alta, ella de inmediato se dirigió hacia el equipo que su superior le había señalado.
A su derecha se encontraba Jean y a su izquierda pudo ver a Eren, sólo eso vió antes de que le colocaran todas esas correas en el cuerpo.

Lentamente las cuerdas se empezaron a estirar y empezó a perder equilibrio, pero debía concentrase si quería ser de los diez mejores de la tropa y así poder entrar a la Policía Militar.
Centró todo su equilibrio en la parte de abajo, su cadera sería quien la mantendría equilibrada aún estando varios metros por encima del suelo.

Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora