Capítulo 30

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Ahora que Lynna se había reencontrado con sus antiguos compañeros, fue el mismo capitán Levi quien insistió que trabajaran juntos a partir de ahora

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Ahora que Lynna se había reencontrado con sus antiguos compañeros, fue el mismo capitán Levi quien insistió que trabajaran juntos a partir de ahora.
Debían olvidar el pasado e intentar conocerse una vez más, si bien las cosas no iban a ser como antes, tenían que trabajar juntos por el objetivo en común de mejorar y modernizar la Isla Paradis.

Había varios planes en marcha a la vez: la construcción del puerto, el proceso del tren con sus vías, y además otro tipo de cosas necesarias en la vida cotidiana.
La Legión de Reconocimiento estaba a cargo del tren ahora, por lo que fueron trasladados a una cabaña en el campo para que estuvieran más cerca de su lugar de trabajo, el cual era muy pesado.

Había pasado una semana y todavía no terminaban de adaptarse, mucho menos por parte de Lynna, que ni siquiera estaba acostumbrada a verlos otra vez.

—¡Me voy a morir! —gritó Connie, y se echó al pasto cansado, tenía su rostro y cuerpo mojados en sudor— Somos soldados, ¿por qué debemos hacer el maldito trabajo sucio en construcción?

—“Así aprenderán a convivir mientras hacen algo de provecho, sirve que se mantendrán en forma” —imitó Sasha al capitán Levi con un tono sarcástico, y se acostó junto a su mejor amigo— Quiero verlo cargando esos enormes trozos de madera, yo ya me astillé cuatro veces.

—¡Estos tablones de madera son de su tamaño! —dijo Lynna de mal humor, levantando un tablón que medía muy apenas un metro.

El primero en reírse fue Jean, seguido de todos los demás miembros de la legión.
Era una tabla de madera realmente muy pequeña, en sus mentes podían imaginarse al capitán de ese tamaño.

—¿De qué nos estamos riendo? —habló de pronto el capitán Levi, que había llegado sin hacer ruido, y hablaba con su tono serio y frío de siempre.

—¡Ah, capitán! —exclamó Lynna con sorpresa, y de inmediato lanzó la tabla hacia otro lado, como si de un segundo a otro le hubiera quemado las manos— Es un buen día, usted se ve muy bien hoy, y...

—Sí, cállate... —espetó Levi— Escucha, es importante que sepas usar el nuevo equipo de maniobras; aunque ya no haya titanes en la isla, puede serte muy útil. Ahora, mocosos, ¿quién de ustedes le quiere enseñar a Grice a usarlo?

—¡Yo lo haré, señor! —habló Armin de inmediato, alzando su mano— Puede ser esta tarde, estaremos disponibles.

Armin le sonrió a Lynna, pero ella no tuvo el valor de responder igual, así que sólo giró su cabeza y lo ignoró.

—Verás que es mucho más fácil de usar que el antiguo, ¡suerte! —habló Sasha alegremente, y le dió una palmadita a Lynna en la espalda.

—A solas con Armin, eh... —dijo Jean con sorna, sonriendo mientras le daba un suave codazo a Lynna— La traidora busca de nuevo a su amor prohibido.

—¡Claro que no! —exclamó Lynna con enojo y vergüenza, dándole un golpe a Jean en el brazo— ¡Ten más respeto, maldito cara de caballo!

—Suerte, Lynna.

Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora