Capítulo 20

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La húmeda brisa que levantaba la marea chocaba contra el rostro de los guerreros y soldados de Marley, que desde la cubierta del barco divisaban ya las tierras de la Isla Paradis

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La húmeda brisa que levantaba la marea chocaba contra el rostro de los guerreros y soldados de Marley, que desde la cubierta del barco divisaban ya las tierras de la Isla Paradis.

Poco a poco la ansiedad invadía sus cuerpos, especialmente en Reiner y Lynna que eran los que más tenían secuelas por haber estado ahí.
Aún así ella no se arrepentía, sabía que solo superaría aquella etapa si estaba presente cuando acabara todo.

De forma inconsciente Lynna sostenía con su mano su dedo índice, en el cual tenía dos anillos puestos, el propio y el que perteneció a Mina Carolina.
Desde la muerte de su mejor amiga lo había llevado ahí, y cada vez que se ponía nerviosa lo sujetaba

—Zeke... —le habló Lynna— Tú eres el capitán, debes conocer a los reclutas candidatos a guerreros, ¿sabes cómo están mis hermanos?

—Veo que Porco te lo dijo, ¡ya se había tardado! —respondió el rubio con una sonrisa sobre su larga barba— Sobre Falco Grice, él acaba de entrar, así que está todavía en el entrenamiento fácil y básico. Y Colt Grice, es... Brillante, tiene un potencial nunca antes visto.

—Creo que debí dejar que Colt tomara las riendas en lugar de ofrecerme yo como candidata cuando era niña.

—No digas eso, a pesar de todo creo que eres una excelente soldado, si se lo demuestras a Marley quizá puedas ser la siguiente portadora del Titán Carguero —dijo Zeke amablemente.

—¡Sería genial! —exclamó Pieck con una sonrisa— Me imagino a un titán igual al mío, pero rubia.

Lynna no pudo evitar sonreír al imaginarse un titán de largo cabello rubio como el suyo.

Una vez que tocaron tierra firme fue mucho más fácil llegar a las murallas que cuando eran unos niños.
El Titán Carreta era realmente útil en lo que respecta transportar personas y/o cargamento, así que avanzaron de noche y cuando pegaron los primeros rayos de luz en la mañana, ya habían llegado a la Muralla María.

Reiner, con el Titán Acorazado, fue el primero en entrar para revisar que no hubiera enemigos en el perímetro.
Estaba totalmente despejado, todavía no había ningún rastro de la Legión de Reconocimiento en ese lugar.

—Es difícil regresar, ¿no crees? —le dijo Reiner a la rubia una vez que se pararon sobre la muralla— Supongo que tienes tus motivos para volver.

—Solo quiero demostrarle al gobierno que soy fiel a su causa... —respondió la muchacha, soltando un muy pesado suspiro— Cometí muchos errores, tú lo sabes, así que quiero enmendarlos.

—¡Mentirosa! —exclamó Reiner— Te va a crecer la nariz como a Pinocho, es más, creo que ya te empiezas a parecer un poco a Annie.

Los dos rieron a carcajadas, tuvieron suerte de que no había nadie cerca (sobretodo Bertolt) que pudiera oírlos.
Extrañamente Reiner era para Lynna un gran alivio, estar con él la hacía sentir más tranquila ahora.

Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora