Capítulo 28

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Los meses pasaban lentamente, todo lo que hacían diariamente era trabajar, no creyó que la modernización llevaría un esfuerzo mental tan grande

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Los meses pasaban lentamente, todo lo que hacían diariamente era trabajar, no creyó que la modernización llevaría un esfuerzo mental tan grande.
Lynna sentía que se volvía loca, trabajar más de doce horas al día y tener que resolver disputas entre los isleños y los marleyanos no era su trabajo soñado.

Como si eso no fuera lo peor, quien era encargado de vigilarla era el capitán Levi, que la mayoría del tiempo le estaba pisando los talones.

—Te ves muy cansada, incluso más que los constructores del puerto —dijo uno de los marleyanos obligados a trabajar en la isla, él estaba a cargo de cocinar para los trabajadores, pues su verdadera profesión antes de ser reclutado era chef.

—Me gusta la isla pero extraño mucho estar en Marley, aunque Liberio era una ciudad patética —rió Lynna mientras se sentaba en un lado del cocinero para poder descansar— He visto que tú te has adaptado bien a los eldianos, Nicolo.

—No podía pasarme estos cuatro meses lamentándome, además... —Nicolo hizo una pequeña pausa y sonrió, estaba algo sonrojado— Cuando a tí te trasladan a supervisar el tren, la Legión se encarga de supervisar la costa y... Hay una chica...

—¿Una chica de la Legión? —preguntó Lynna, ya podía imaginarse de quién podía tratarse— ¡¿Entonces te gusta?!

—No, no, bueno... —Nicolo se giró para ocultar su nerviosismo, y empezó a hacer como si cocinara en una olla que estaba vacía— Ella disfruta mucho mi comida, jamás había visto a alguien ser tan feliz con algo que hago, además es bonita...

Lynna rió a carcajadas cuando notó que la olla estaba vacía, era lindo poder ver a otras personas enamoradas.
Se preguntaba si ella sentía lo mismo por él, sin duda alguien que ama cocinar y alguien que ama comer es la pareja ideal.

Por aparte, la Legión de Reconocimiento se encontraba en la Muralla María.
Los últimos meses habían estado muy ocupados en la reconstrucción del Distrito de Shinganshina, en el cual habían abierto ya la entrada a la muralla puesto que ya no había ningún titán.

—¡Oye, Mikasa! —gritó Eren para llamar su atención— ¿Has visto a Armin hoy? No lo encuentro por ningún lado, llevo horas buscándolo por todo el cuartel.

—¿No estaba contigo? —respondió la muchacha de rasgos asiáticos— Me dijo que iba a estar contigo todo el día.

—¿Armin escapando del trabajo? —dijo Connie pensativo— No me convence, él no es el tipo de persona que escapa así porque sí, debió tener una razón fuerte, tal vez tuvo diarrea y se ausentó.

—¿Diarrea, de verdad? —espetó Jean con desagrado— Yo creo más bien que su "razón fuerte" tiene nombre y apellido, tiene cabello rubio y trabaja en la costa.

—¡¿Me quiere quitar a Nicolo?! —espetó Sasha— No lo culpo, es muy guapo y prepara comida muy rica, ya hasta tengo hambre por su culpa.

—¡Me refería a Lynna, tonta! —dijo Jean suspirando con pesadez— Armin ya había dicho que quería verla, solamente aprovechó nuestro descuido para irse.

Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora