Capítulo 25

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La vida en Marley no fue para nada tranquila los últimos días, la nación estaba una vez más en guerra y eso solamente significaba más trabajo para todos, tanto guerreros como soldados

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La vida en Marley no fue para nada tranquila los últimos días, la nación estaba una vez más en guerra y eso solamente significaba más trabajo para todos, tanto guerreros como soldados.

Pronto serían arrojados sobre un país enemigo para eliminarlos, y ya que ese sería quizá su último fin de semana con sus familiares, el comandante autorizó dejarlo libre para que disfrutaran de sus familiares por última vez.

Habían organizado un festejo en la plaza principal de Liberio, donde los guerreros y cadetes podrían pasar un buen momento con sus familias y amigos.

—¡Te lo advierto Colt, si no dejas de beber voy a golpearte! —exclamó Lynna riéndose, teniendo ella también una botella de vino en la mano, pero no se encontraba tan mal como su mellizo.

—Es como hablar con una pared —dijo Zeke con una pequeña sonrisa, viendo que el siguiente heredero de su titán hizo caso omiso a las amenazas de Lynna.

—Yo creo... que debimos... salir juntos... a tomar... desde antes... —el hipo llegaba a Pieck cada dos palabras y no la dejaba hablar, lo que resultaba divertido.

—¡Lynna, te reto a un duelo! —gritó Reiner, que junto a Colt eran los más borrachos de todos los presentes— ¡Un duelo de... de... de... DE BAILE!

La joven rubia se levantó dispuesta, pero en cuanto Reiner se paró de su silla, se cayó de lo mareado que ya estaba.

—¿Y tú qué cuentas, Pocco? —dijo Colt abrazando a Galliard por el cuello, ya cayéndose de borracho— ¿Ya le propusiste matrimonio a mi hermana, como me lo habías contando?

—¡Cállate, idiota! —para cuando Porco logró taparle la boca a su cuñado, ya era demasiado tarde— No quiero que te sientas presionada, Lynna, por eso no te lo había propuesto; no tienes que decir nada ahora, entiendo que no estés lista.

—Es una buena idea, sí, quiero casarme contigo —respondió Lynna con una hermosa sonrisa y ojos brillantes; verla de esa manera sólo incrementó el amor de Porco hacia su ahora prometida.

—Yo creo que hay que festejar tomando más vino, ¡iré por más! —habló Reiner, pero en cuanto dió otro paso volvió a caerse, y esta vez ahí se quedó.

Todos los que tenían aún un mínimo de cordura se acercaron a felicitar a la pareja y a desearles lo mejor, era muy difícil tener una relación así por los riesgos que conlleva ser soldado, además de saber que a Porco le quedaban doce años de vida.

Pero eso no importaría, podrían hacer una buena vida en ese tiempo, iban a intentar casarse lo más pronto posible para comenzar con esa vida.
Estaban muy enamorados, algo que Lynna no creyó que sucedería de nuevo.

El fin de semana fue perfecto, pasó el resto del día siguiente junto a sus dos hermanos y sus padres.
Sin embargo el lunes sin falta estuvieron todos en el cuartel general a las siete de la mañana en punto, tenían que seguir organizando su estrategia de guerra.

Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora