Capítulo 15

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Los rayos pegaron bruscamente con la Muralla Rose, y entre el humo se pudo divisar al Titán Acorazado junto al Titán Colosal

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Los rayos pegaron bruscamente con la Muralla Rose, y entre el humo se pudo divisar al Titán Acorazado junto al Titán Colosal. Estaba pasando, ahora debían luchar directamente contra Eren Jaeger, estaban a una pelea de cumplir la misión de recuperar el poder del Titán Fundador.

El gran equilibrio de Lynna no ayudó en nada esta vez, la ráfaga de viento que hicieron las transformaciones de ambos guerreros empujó a la joven, sin embargo alguien la sostuvo de la mano para evitar que esta cayera.

—¡¿A-Armin?! —exclamó Lynna con total sorpresa, no entendía por qué él la ayudaba aún después de ver cómo empujó a Mikasa por la borda.

—¿Estás bien? —preguntó Armin una vez que retrocedieron, alejándose lo más posible del Titán Colosal, que se había quedado sobre la muralla.

—Si, p-pero... —Lynna iba a preguntar por qué la había salvado, pero fue el mismo Armin quien la interrumpió.

El muchacho besó sus labios con tanta dulzura que ella no pudo reaccionar, en aquella situación y después de haberlos traicionado frente a sus ojos lo último que esperaba era un beso.

Ahora Eren y Reiner se encontraban luchando, mientras Bertolt había tomado el cuerpo de Ymir para poder llevársela también a Marley.
Pero Lynna no había nada, estaba perdida en la mirada de Armin, intentando comprender qué pensaba.

—Lo hiciste para protegernos a mí y a Eren, ¿verdad? —le preguntó Armin de pronto, y prosiguió cuando vió la confusión en el rostro de Lynna— Tú revelaste la identidad del Titán Femenino, gracias a tí pudimos capturar a Annie.

—¡¿Lograron capturarla?! —exclamó Lynna sorprendida, entendiendo ya el objetivo de la legión— ¡¿Ella les dió algún tipo de información?!

—No, se cristalizó cuando estaban a punto de atraparla, la llevaron a una prisión subterránea por si acaso, pero no responde en lo absoluto.

Al final todo había salido como pensó, aún si no quería admitirlo: la legión logró atrapar a Annie, y fue así cómo dieron con Bertolt, Reiner y Lynna.
Si no la habían matado aún era porque buscaban su apoyo, de seguro el comandante pidió llevarla viva para que colaborara dando toda la información posible del exterior.

—A pesar de que sabes que soy una traidora, me tratas amable para que acepte ayudarlos... —dijo Lynna seria, mirándolo fijamente, y logrando por primera vez intimidarlo— ¿Pretendes que caiga rendida a tus brazos por un beso, y así les dé información para así matarme cuando ya no les sirva?

—No, no es por eso, es que... —Armin intentó justificar sus acciones, pero antes de siquiera pensar en qué decir, Lynna le arrebató sus cuchillas y le apuntó al cuello con ellas.

—Mi misión solo era guiar a mis compañeros hacia Eren, jamás quise relacionarme con ustedes —musitó Lynna con lágrimas al borde de salir, sin perdonarse a sí misma el estar apuntando un arma contra Armin.

Él era el amor de su vida, pero la historia decía que era un demonio, aún si los dos eran eldianos eran completamente diferentes y por eso no podrían estar juntos jamás.

—Nunca quise convertirme en esto. Créeme cuando digo que nada de lo que vivimos los dos fue falso, pero no podemos estar juntos, no pertenezco a este lugar y jamás lo haré.

Las lágrimas amenazaron con salir de los ojos de Lynna, pero se contuvo.
Aún si lo parecía, no era una niñita indefensa, era una soldado con más de siete años de entrenamiento que tiene una misión por cumplir.

Con una velocidad increíble se lanzó sobre un soldado de la legión que estaba cerca de ellos, y cortó su garganta con una de las cuchillas.
Era la primera vez que directamente asesinaba a alguien, y lo hizo frente a Armin. Esos ojos que antes la veían con amor, ahora la veían con miedo.

En ese momento el Titán Colosal usó su mano como una barrera entre la legión y Lynna, dándole oportunidad a la muchacha de colocarse el equipo de maniobras del soldado que recién había asesinado.
Con mucha dificultad, pero mucha más agilidad, Lynna logró matar a otro soldado para quitarle el equipo de maniobras que le daría a Bertolt.

—¡¿REINER?! —gritó Lynna, viendo como el Titán Acorazado estaba a nada de perder contra Eren Jaeger, todo por culpa de Mikasa.

En ese momento el Titán Acorazado soltó un fuerte rugido, realmente sin hacer un plan era fácil comunicarle a Bertolt Hoover sus ideas.
El Titán Colosal se dejó caer por la muralla, cayendo sobre Eren y así causando una fuerte explosión.

—Lo siento tanto, Armin... —susurró mientras las lágrimas resbalaban sin parar por sus mejillas.

—Lynna... —igual que ella, Armin se encontraba llorando en silencio, la miraba pero sabía que ella no tendría el valor de mirarlo a él.

Pero lo hizo, aún con todo su cuerpo temblando de miedo, temiendo ver en él un rostro decepcionado, lo miró.
Sus miradas conectaron, sabiendo los dos que quizá sería la última vez.

No perdió más tiempo y saltó de la muralla también, encontrándose entre el humo de la explosión con su compañero, al que le entregó el equipo de maniobras.
La muchacha tomó a Eren y lo cargó sobre su espalda con cuidado, lo mismo había hecho Bertolt con Ymir, entonces los dos usaron el equipo y subieron al Titán Acorazado, que de inmediato salió corriendo de ahí.

Lo habían logrado, habían capturado al Titán Fundador y se dirigían a casa.
Pero no, todavía no podían cantar victoria absoluta, todo podría pasar.

—Te besé porque sabía que sería la última vez que lo haría... —susurró Armin, sintiendo fuertemente el dolor de la tristeza en el corazón.

Era cierto, no la había besado para convencerla de ayudar a su causa, sino porque sería su último beso.

Ella fue el amor de su vida, y fue así también su perdición.
Se sentía perdido ahora, si bien era un "amor de niños", había estado a su lado por los últimos dos años, y juntos habían compartido sus sueños.

«Haremos un mundo donde pueda reinar la paz, ¡te lo prometo!», le dijo Lynna Grice con mucho entusiasmo, mostrando una hermosa sonrisa y sus brillantes ojos color ámbar, que lucían más a la luz de la luna, y que solamente lo miraban a él.

«No merezco algo tan perfecto», pensó Armin en aquel momento, sintiendo que lo tenía todo en esta vida, porque pasara lo que pasara Lynna estaría a su lado a partir de ahora.

¿La había perdido ahora?

¿La había perdido ahora?

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Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora