Capítulo 35

498 55 8
                                    

Después de largos pero cómodos días en Marley, finalmente llegó el momento de ir a la audiencia militar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de largos pero cómodos días en Marley, finalmente llegó el momento de ir a la audiencia militar. Ya que habría personas que pueden reconocer su identidad, Lynna Grice optó por faltar.
Les desearía toda la suerte del mundo pero estaría en la mansión esperando.

Las horas pasaban lentamente y un mal presentimiento anidaba en su corazón, veía la fotografía en el puerto y temía no poder conseguir aquella paz.
Casi a media noche llegaron casi todos, tenían un rostro serio y el ambiente tenso era palpable. Algo malo había sucedido, pero no tenía en valor de preguntarles qué había pasado.

Finalmente Hange alzó la voz:

—Para los que no saben, primero que nada: Eren se marchó. En la audiencia indicaron que la guerra había terminado al fin, que los soldados y guerreros iban a regresar a sus hogares, pero ante todo será una guerra inminente contra la Isla Paradis por parte de todas las naciones.

—No sabemos qué hará Eren, el idiota no habló con nosotros; sabiendo que él es el objetivo de Marley, debemos asegurar su integridad —habló el capitán Levi.

—Es probable que nos escriba, si tiene un plan no podrá hacerlo sin nosotros y él lo sabe perfectamente —dijo Armin.

—¿Qué haremos? —preguntó Lynna a la comandante— Aún con todo el ejército de la isla, jamás igualará al enemigo.
¿Nuestra única alternativa es usar el Retumbar para destruir su base militar, como mencionó Zeke?

—No creo que Eren esté de acuerdo con ese plan, no es un asesino —defendió rápidamente Mikasa Ackerman.

Realmente lo que planeaba Eren era una incógnita desconocida, pero lo más difícil de aceptar era que él estuviera actuando a sus espaldas. No era común de Eren alejarse de sus amigos, debía estar pensando en algo demasiado grande, o algo demasiado malo.

Los días pasaban y la legión seguía sin tener un plan, lo que era frustrante teniendo la guerra más grande del mundo a la vuelta de la esquina.
Los soldados y guerreros que habían ido a la guerra habían regresado, cada día se acercaba más la declaración de guerra.

Mientras tanto Eren fingía ser uno de los soldados inválidos que regresó, se había amputado la pierna él mismo y dejado crecer el cabello con la barba.
Había sido llevado al hospital psiquiátrico en donde se encontró con su medio hermano mayor: Zeke, y además una personita que llamó su atención.

—¡Buen día, señor Kruger! —habló con ánimos un pequeño de 12 años, de corto cabello rubio y ojos color ámbar muy parecidos a los de su hermana mayor.

—Es bueno verte, Falco... —respondió Eren, mirándolo con nostalgia. Era igual a Lynna, incluso en la actitud misma.
Falco era un niño inmensamente amable, por desgracia era el flanco perfecto para usarlo en sus objetivos personales— ¿Me harías el favor de poner esta carta en el correo?

—¡Claro! —aceptó Falco— ¿Le avisará a su familia que se encuentra bien?

Eren asintió, manteniéndose al margen, pero sabía que necesitaría algo aún más fuerte si quería la confianza del niño.

Shock; Armin ArlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora