CAPÍTULO|44

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KIN

Mi corazón se había detenido ¿Escuché mal o solamente fue mi imaginación? ¿No se suponía que Donovan no se tomaba el amor a la ligera?

-¿A..., a que te refieres? -caí de inmediato.

-Me refiero a que -continuo Scarlett-. ¿Sabes cuántas veces me lo dijo a mi?

El shock seguía y se iba acumulando cada vez más hasta que la escuché decir eso y entonces comprendí: esté era el tonto jueguito de la hermana menor celosa.

Tan sólo dibujé media sonrisa e inconscientemente me atreví a alcanzar su mano y tomarla.

-Tu hermano siempre te va a amar, de eso estoy segura.

La seriedad en su rostro todavía no se desdibujaba, no parecía feliz.

-¿El te ha dicho algo? Ya sabes... sobre nosotros.

-Nada -me sinceré. No pensaba presionar a Donovan para que me contara sobre sus problemas familiares después de lo de ésa mañana.

Sentía que los ojos de Scarlett me iban a congelar pero tampoco le quite la mirada, si podía con Donovan podía con ella, incluso aunque la situación hubiera cambiado y no era para menos, el tema se tornaba hacia sus problemas familiares, quería comportarme a la altura para ayudar lo mejor posible a mi novio.

-Vaya..., después de todo si te ama.

No sé si esa frase me halagó o me perturbó, quería volver a preguntar a que se refería pero después de un pequeño sorbo y de mirar su teléfono, la chica cortó la conversación y se levantó.

-Me ha surgido algo, lo siento -su sonrisa volvió-. ¿Esta bien si me voy antes?

No es como que pudiera decirle que no, así que solamente me obligué a sonreírle y decirle que estaba bien.

Preferí terminarme mi bebida y después irme; hubiera querido meditar sobre lo que acababa de suceder pero mi mente estaba muy dispersa e incomoda y cuando me di cuenta, ya había llegado a casa.

Mi sueño no estaba restablecido por completo y es que entre el calor de la noche y un terrible vacío cuando busque a Donovan entre sueños y no encontrarlo, no dormi muy bien.

Así que estaba dispuesta a tomar un descanso, ya me había quitado los zapatos y estaba a punto de tirarme sobre la cama cuando tocaron a la puerta.

Eso no me puso muy contenta pero aún así abrí y casi se me sale el corazón del pecho al ver tremenda sorpresa.

-Hola...

El rostro de Noah era una cosa difícil de descifrar, había un poco de decepción y algo como... ¿Molestia? ¿Vergüenza? Un poquito de odio tal vez.

Me quedé parada como una tonta sin saber que hacer o como actuar, todavía seguía enojada con él por como me trato la última vez.

-Entonces, puedo entrar ¿cierto?

¿Sería seguro dejarlo entrar a mi casa?

Las ideas no me funcionaban bien por el impacto, solamente alcance a tartamudear algo y hacerme a un lado para que entrara y cuando lo hizo se quedó parado y miró cada rincón de mi hogar.

DETRÁS DE ESAS GAFAS -Libro 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora