CAPÍTULO|18

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KIN

Después de un rato ambos estábamos sentados en silencio.

Tuve que ayudar a Donovan a llegar a mi departamento, lo acomode lo mejor posible en el sillón más grande de la sala y desde entonces habíamos permanecido así.

-Tú... -comenzo él, pero rápidamente abrí la boca y volví a deshacerme en disculpas.

Me miraba con el ceño fruncido y en un acto de lo que supuse era desesperación cerró los ojos y se tomó la cabeza como si le doliera.

-Dioses Kin, simplemente olvídalo- se quitó las gafas y me miró fijamente, con esa seriedad inquebrantable que lo caracterizaba-, fue un accidente.

Todavía no podía superarlo, todavía no me acostumbraba a esos ojos color aceituna que me miraban con profundidad.

-Lo..., lo siento -mierda, me estaba disculpando por disculparme. Tape mi boca con mi mano y a de ver sido un poco gracioso por que al fin su rostro de piedra echó una sonrisita burlona.

-¿Qué? Qué es tan gracioso?

-Todo esto. De verdad eres un estuche de monerías ¿No es cierto?

¿Le parecía mona? Me mordi los labios para disimular mi sonrisa coqueta y lo mire revoloteando mis pestañas en un intento de parecer mucho más linda. Claro, después de todo se trataba de mi, de la guapa y tierna Kin Novelli.

-Me refiero a, tú..., ¿De verdad señalaste mi pene y dijiste "ahí"?

Donovan se empezó a reír todavía más y a mi se me cayó la cara de vergüenza; lo acababa de golpear en los bajos y él parecía haberlo disfrutado. Podía recordar perfectamente a su amiguito..., no, corrección, a su amigo, su perfecto amigo.

-¿Necesitas pomada para labios? -no entendí a lo que se refería pero logró sacarme de mis pensamientos. Sucios pensamientos.

-¿Que? ¡No! Eso es tan asqueroso.

Ahí estaba de nuevo esa sonrisa socarrona.

-Me refiero a la forma en la que muerdes tus labios. Deben de estar muy lastimados desde que nos frecuentamos.

-No entiendo.

-¿Haces eso muy a menudo cuando piensas en lo que hay "ahí"? -señalo su paquete e involuntariamente volteé a verlo-. Morder tus labios de esa forma..., es tan sexy -me puso de mil colores al darme cuenta de que era verdad, estaba mordiendo mi labio como una enorme pervertida sujetando sus deceos al pensar en su "ahí" e inmediatamente mire hacía cualquier otro lado.

-Ya quisieras -intenté defenderme.

Solamente escuché a Donovan reirse y unos minutos después todo volvió a esa fría e incomoda calma que me obligó a mirarlo de nuevo. Esta vez, su mirada aunque seguía siendo intimidante, parecía perdida y muy estudiosa e irónicamente lo único que deseaba era verme lo suficientemente linda ante sus ojos.

-¿Todo bien? -pregunté para romper el hielo.

-Sabes perfectamente que debemos hablar.

¡Zeus de mi vida y mi corazón! Senti un enorme repelús al escucharlo hablar así, había olvidado por completo que estaba evitandolo y que al fin él se había dado cuenta. Intenté ser tan segura como solía serlo. Lo miré fijamente a los ojos e hice como si no supiera nada de nada.

DETRÁS DE ESAS GAFAS -Libro 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora