CAPÍTULO|8

18.2K 1.4K 141
                                        

DONOVAN

Había soñado tantas veces con este momento.

La primera vez que vi a Kin me pareció un hermoso ángel, el más bonito de todos y habría deseado besarla en el justo momento que sus ojos se cruzaron con los míos por primera vez, hubiera sido tan fácil conquistarla pero, era mucho mejor ni si quiera intentarlo.

No es que fuera a enamorarme de ella o algo así, era sólo que algo habia en su ser que no me permitía acercarme para poder seducirla, ella llamaba la atención con facilidad y yo no quería hacerlo. La había observado cuidadosamente durante meses pero no por tratarse de ella especialmente, ese aspecto era meramente común para mí, me encantaba estudiar a la gente y descifrarla, mientras más sabía de ella me daba cuenta de lo peligroso que podría ser obtenerla. De haberlo hecho jamás hubiera podido mantener mi fachada y que creyeran mi mentira.

Una oveja de día, un lobo de noche.

Con el tiempo comenzaron a etiquetarme como el cuarto ojos del salón, el raro, el inadaptado. Ha veces me abentaban bolitas de papel y sabía que se burlaban de mi por obtener calificaciones perfectas y realmente no le importó demasiado porque ¿A caso no era eso lo que quería aparentar? Mientras la gente se mantuviera fuera de mis asuntos era mucho mejor. El Donovan sentado en la parte trasera del salón con los lentes sobre el libro solo era una fachada y con ella no volverían a engañarme ni a lastimarme, mi vida era mucho mejor ahora.

Fingía. Al igual que Kin. Había algo que ella quería ocultar y lo hacía tan bien que todo el mundo quería ser parte de su mundo imperfectamente perfecto. Muchas veces había deseado saber que es lo que realmente ocultaba pero, me seguía resultando más cómodo tenerla en esa ardiente fantasía en la que ella solamente era un hermoso ángel digno de admirar y eso me habia resultado bastante bien hasta un par de meses atrás.

Los rumores ya habían corrido desde hace una semana por los pasillos de la universidad y no hacía mucha falta ser demasiado observador para darse cuenta que la siempre espectacular Kin Novelli había elegido como novio a River "estupido" como se llamará, becado por ser un buen jugador de fútbol con la cabeza bien hueca. Era muy atractivo había que admitir y tenía una presencia encantadora y engañosa, por que ha decir verdad su actitud apestaba mucho peor que huevo podrido.

Si si, me daba igual, hasta que una tarde simplemente dejo de darlo.

Encontré a la pareja del momento cogiendo en el estacionamiento; (si ha eso se le podía llamar coger de verdad) Kin exhibiéndose frenteal tablero siendo tirada de esa manera tan carente de pasión, ese sexo tan monótono y frío; ni si quiera parecía que estuviera disfrutándolo y su rostro solo mostraba cansancio, aburrimiento y mucha tristeza mientras se golpeaba la cabeza o con el vidrio o con el espejo retrovisor. Pobrecilla, apenas intentaba agarrar el ritmo cuando el imbecil de su novio ya la estaba haciendo a un lado con una victoriosa sonrisa que solo proclamaba su mediocridad a la hora de follar.

Aún así ella estaba sonriendo, de nuevo fingiendo como hacía todos los días de su vida y sentí algo horrible al verla mentir de esa manera. Me mantuve escondido entre los autos hasta que el "mal follador" encendió su camioneta y se fue. Por su parte Kin siguió sonriendo hasta verlo desaparecer y cuando entró a su auto su rostro se transformó automáticamente a póker.

Pasé frente a ella e hice como si no acabara de presenciar su escena porno de mala calidad, ni si quiera volteé a verla y subí a mi vehículo con la respiración acelerada y los puños tan apretados que mis nudillos se pusieron blancos.

Esa noche fue la primera vez que la soñé. Mi imaginación me atormento de las maneras más perversas recreando diversas escenas donde cogiamos como dioses del olimpo. ¡Zeus! Me estaba volviendo loco y la cosa no mejoraban conforme pasaba los días y las semanas, cada que me la topaba de frente imaginaba todas esas posiciones lascivas con su cuerpo aperlado por el sudor junto al mío y su gemidos llamándome por mi nombre.

DETRÁS DE ESAS GAFAS -Libro 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora