CAPÍTULO|13

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DONOVAN

Kin era más transparente de lo que quería aparentar y de inmediato noté lo sorprendida que quedó al escuchar mis palabras.

-Aunque si no quieres...

Retiré mi mano pero ella me tomó de la chaqueta con fuerza y me siguió dentro de las viejas duchas abandonadas. Cerré la puerta con un par de candados como siempre lo hacía mientras ella me esperaba y después encendí la lámpara de mi teléfono.

-Adelante -le indiqué y la tomé de la mano para guiarla hasta las regaderas, donde había colocado mi "santuario".

Al llegar lo primero que hice fue acomodar las mochilas sobre el suelo y encender una lámpara que descansaba sobre el suelo junto a un par de viejos pupitres donde reposaban unos cuantos libros. Al otro lado había una colchoneta en muy buenas condiciones que simplemente había quedado abandonada en ese lugar.

-Aquí es -indiqué y observé a Kin que me soltó y dejó caer sus caros zapatos al suelo mientras comenzaba a echar un vistazo a todos lados.

-Esto es un poco aterrador -expresó y se dirijo hasta los viejos pupitres donde ojeo mi gastado libro de Flores en el ático al que no pareció tomarle mucha atención, dio media vuelta y de nuevo me miró.

-¿Es aquí donde traes a todas tus chicas? -aunque su rostro se mostro divertido sobre el asunto, detecte en su voz un poco de inquietud y desagrado.

Negué con mi cabeza mientras me acercaba a ella, la tomé de la cadera con firmeza hasta empujarla entre mi cuerpo y los pupitres.

-¿Qué te hace creer eso?

-No lo sé, ve y hazle esa pregunta a la bibliotecaria.

Más signos de celos..., eso me pareció muy interesante.

-Eres la primer chica en este lugar Kiny. -su ojos se entrecerraron pero yo solo me limité a sonreír y tomarla de la cintura-. Lo juro.

No parecía muy convencida, sus ojos estaban estudiandome mientras unía nuestros rostros hasta que las puntas de nuestras narices chocaron. Sus labios me apetecían mucho y la besé con suavidad aunque en realidad moría por que se pusieran más salvajes pero, si lo hacía de inmediato las cosas se pondría muy aburridas.

Nuestros labios jugaban plácidamente y mi mano comenzó a buscar bajo su falda. Mi dedo índice rozó con lentitud la línea de sus labios exteriores suaves y cálidos, Kin soltó un brinquito pero no me detuvo. Estaba muy mojada.

Llevé mi dedo a mi boca y lo lami despacio mientras miraba a la chica a los ojos. Me encantaba su vulnerabilidad, la reacción de Kin que muy consciente se había puesto sonrojada pero inconscientemente había abierto sus lindos y rosas labios al ver mi acto.

Me quité la chamarra y la camiseta, sentí frío pero no era algo que fuera a durar demasiado. Kin también intentó quitarse la ropa pero la detuve al cargarla y sentarla sobre el pupitre.

-Desabrocha mi pantalón -indiqué y sin chistar Kin hizo lo que le pedí y sus ojos como de cachorrito me miraron esperando nuevas instrucciones.

-¿Alguna vez has hecho sexo oral? -pregunté por cortesía.

-S-si -evitó mirarme a los ojos al contestar y tuve que alzar su rostro para llamar su atención.

DETRÁS DE ESAS GAFAS -Libro 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora