CAPÍTULO|3

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KIN

¡Rayos!

¿Quién era ese chico de sonrisa burlona y que le había hecho al decente Donovan cuatro ojos?

Tenía la cabeza tan revuelta que era difícil concentrarme para poder formular una buena frase o pregunta que aclarará todas mis dudas.

Donovan no paraba de sonreír y a pesar de que ya se había puesto las gafas, con ese abdomen tan perfecto y ese trasero de impacto, era difícil verlo como el punto negro que solía sentarse en la parte trasera del salón con sus poleras y pantalones que no eran de su talla. Y ni hablar de su paquete..., me ruboricé en cuanto me descubrí admirándolo mientras él se ponía una camiseta.

Giré la mirada, pero eso no evitó que llamara la atención de Donovan e inmediatamente fue a buscarme, me sujetó del rostro y me obligó a girar para quedar frente a frente.

-¿Te subió la fiebre otra vez?

El chico se apresuró a poner sus labios sobre mi piel y este acto encendió más mis colores.

-¿F-Fiebre?

En cuanto nos separamos no tuve el valor de verlo a los ojos.

-No estás fingiendo, en verdad no recuerdas nada...

-¿Por qué fingir? No ganaría nada con eso -cuestioné con las cejas fruncidas, pero sin dejar de mirar las sabanas.

-¡Oh¡ Vamos Kin...

Esperaba a que Doni terminara su frase pero el chico no continúo y me vi obligada a mirarlo, él tenía los ojos achicados como si estuviera juzgándome pero una sonrisita en sus lindos labios, corrección..., en su normales y comunes labios decían otra cosa.

-¿Que? Dilo.

-Creo que preferirías fingir que no recuerdas nada antes de aceptar que pasaste la noche con el "retorcido, nerd, cuatro ojos" de la clase.

Mi cara dibujo la peor ofensa que le hubieran podido hacer.

-¡No soy tan inhumana! -me quejé.

-¿A si? -Donovan puso los ojos en blanco mientras subía la cremallera de sus pantalones y comenzaba a caminar para salir de la recamara-. Entonces te reto a que le cuentes a tú querido novio y a tus amigas que pasaste la noche aquí.

Me envolví en la sábana como pude y seguí a Donovan por el pasillo hasta que él se detuvo y me encaró. Ambos sostuvimos la mirada, ambos parecíamos molestos, pero fui yo quien perdió en el juego al girar mi vista hacia otro lado.

Me mantuve así por un buen rato por la vergüenza y a él no pareció importarle hasta que vio mis lagrima cayendo. Su mandíbula se tensó. ¿Qué mierda significaba eso?

-Doni... -mi voz era muy baja.

-No me llames así, odio ese diminutivo de porquería.

Al fin tuve el valor de voltear a verlo y efectivamente estaba llorando, mis ojos estaban rojizas y las lágrimas marcaban mis mejillas.

-Yo..., solo quiero saber si tuvimos relaciones sexuales.

La bomba estalló.

Donovan mordió sus labios, se mantenía serio.

-¿Tan malo sería?

-¡Dioses! -grité y volví a la recamara a pasos grandes para comenzar a buscar mi ropa-. ¿¡Que no sabes que tengo novio!? -gritaba.

Donovan me siguió de vuelta y sólo me miraba pasear de un lado a otro, no se contuvo al decir lo que pensaba-. Es un imbécil.

Detuve mi búsqueda y sin medir fuerza lo empujé hasta que chocó con el marco de la puerta.

DETRÁS DE ESAS GAFAS -Libro 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora