DONOVAN
Kin despertó en la enfermería y lo primero que percibió fue el dolor ardiente que provenía de su mejilla, tocó el golpe con cuidado y sacó un quejido al contacto.
-¿Te duele mucho?
Volteo a la izquierda y se encontró conmigo sentado en la orilla de la cama, traía un par de moretones de cada lado del rostro y mis gafas nuevas estaban rotas colgando en el cuello de mi suéter.
-¿Esto se va a hacer una costumbre entre nosotros?
-No lo sé- me encogí de hombros-. ¿Otra vez amaneciste con problemas de amnesia?
Kin no pudo evitar mostrarme una pequeña sonrisa, pero no duró lo suficiente. Inmediatamente recordó todo lo que había pasado y su semblante se ensombreció.
-Necesito salir de aquí.
Se levantó a prisa de la camilla y se puso los zapatos, vio su mochila descansando en una silla a un costado y la tomó.
-Espera Kin, espera, la enfermera tiene...
No había terminado mi frase cuando ella ya estaba afuera.
Hacía frío en el pasillo y tras las ventanas se podía distinguir lluvia caer; a Kin no pareció importarle mojarse y apretó un poco más el pasó, tuve que correr para alcanzarla a mitad del pasillo e interponerme en su camino.
-¿Cuál es la prisa?
-No puedo estar ni un minuto más aquí ¿entiendes? Así que dame permiso.
Kin iba a avanzar pero volví a taparle el paso.
-Ok, lo entiendo perfectamente, pero dame un par de minutos sólo para ir por los papeles que debe firmar la enfermera y después te llevaré a casa.
Kin tenía el ceño fruncido y se lo pensó, la verdad es que no parecía querer estar sola y aceptó mi oferta. Movió la cabeza de arriba a abajo para afirmar.
-Correcto. Ten, mi camioneta está estacionado frente a tú auto -saque las llaves de mi bolsillo y se las entregue-. No tardaré.
Kin volvió a afirmar con la cabeza y me miro dar media vuelta y regresar a la enfermería.
KIN
Una vez que perdí de vista al chico salí corriendo del edificio. La lluvia no fue un obstáculo para poder encontrar mi auto y enseguida la camioneta de mi compañero. Me apresure a abrir la puerta y entrar. Adentro hacía bastante frío y me encargué de poner la calefacción mientras Donovan llegaba.
Me quedé mirando la lluvia caer mientras recargaba mi mejilla sobre el frío vidrio de la ventana y calmaba la hinchazón del golpe.
Las lágrimas volvieron a brotar pero no pude llorar todo lo que hubiera querido pues Donovan apareció, entró a prisa y sacudió su ropa se quitó los lentes rotos y los guardo en la guantera.
-Gracias por esperar, aquí tienes tus papeles. Es la carta de la enfermera para que puedas justificar tus faltas del día de hoy. Tampoco debes de preocuparte por el proyecto, lo entregue a tiempo y el profesor aceptó que expongamos la siguiente clase..., y sobre la mierda de Anthony, ya no tienes ni que pensarlo, el imbécil fue expulsado por golpear a una mujer y a un alumno estrella.
Donovan encendió el automóvil y también los limpiaparabrisas, volteó a verme y me guiño el ojo en señal de triunfo pero a pesar de la noticia no me sentía nada feliz y mis ojos llorosos me delataron.
-¿Por qué eres tan bueno conmigo?
Ambos nos miramos a los ojos.
-Porque no creo que haya motivos para no hacerlo -Donovan comenzó la marcha-. Eso y que el sexo fue fabuloso la otra noche -bromeó. No pudo evitar sacar una risita que me contagió de inmediato.
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DETRÁS DE ESAS GAFAS -Libro 1-
RomantikSi le preguntaras a toda la clase por Kin Novelli ellos dirían que es fuego, la chica más candente y guapa de todo el salón, con una carita de que rompe mil platos y que todo el mundo estaría dispuesto a recoger para al menos recibir una de sus sonr...
