DETRÁS DE ESAS GAFAS -Libro 1-

ＣＡＰÍＴＵＬＯ|２８

KIN

La piel se me erizó al escuchar las palabras de Donovan; no quería coger, no quería follar, él quería hacerme el amor.

Sus palabras encendieron algo nuevo dentro de mi al escucharlo y todos mis sentidos se duplicaron.

Sus labios sabían más dulces, su perfume me pareció más cautivador, sus gruñidos llenos de deseo sonaban más sensuales, el toque de sus manos quemaba de una forma agradable sobre mi piel y su mirada..., por vez primera vi en el reflejo de sus ojos algo que no había visto antes pero todavía no sabía exactamente decir que era.

Su cuerpo se apretó más al mío y su dureza me hizo palpitar de inmediato, yo también quería hacer el amor y me iba a volver loca si no sucedía pronto, incluso intenté quitarle la sudadera y su camiseta pero él me detuvo.

-Lento.

-¿Que- Estaba tan embriagada por el momento que creí que había entendido mal pero no, él se alejó y volvió a repetirlo.

-Quiero ir lento, Kin.

Mordi mis labios que estaban rojos como cerezas por nuestros besos, ahora estaba avergonzada y me sentí un poco depravada.

-Deja eso que vas a lastimarte -sentí su lengua deslizándose por mi labio y eso me éxito muchísimo-, no tienes de que avergonzarte. A mi también me gustaría arrancarte la ropa.

Afuera hacía viento frío, pero yo tenía mucho calor, cada una de sus palabras me derretían y lo que vino después aumentó la sensación, me dio la espalda y comenzó a desvestirse; lo vi desnudarse en cámara lenta y tirar su ropa en el suelo.

Yo podía imaginar cómo era un Dios griego según los libros y las historias mitológicas que leía pero, en lo que a mi refiere, queria creer que podía ser tan perfecto como Donovan lo era para mí.

Su cuerpo, su piel, su mirada, su olor, la manera que en la que su erección se formaba en los boxers y la extraordinaria forma en la que me iba a..., hacer el amor.

-Ven aquí.

Su voz sonaba dulce pero firme, me acerqué lentamente, tímida de lo que pudiera suceder y cuando estuve frente a él y me abrazó, su calor me invadió de inmediato.

Me ayudó a desvestirme sin apresuró; cada una de mis prendas iba deslizándose con el suave roce de sus manos acariciandome y una vez que me tuvo completamente desnuda me tomó con cuidado y volvió a poner mi espalda sobre una de las paredes de la casita.

-¿Cuales son las reglas hoy? -mi voz temblaba por la excitación y un poco de nervios.

-Disfruta.

Ya no le dio espacio a las palabras y sus labios se abalanzaron a mis pechos y los comenzó a lamer y succionar mientras su mano se perdía en mi entrepierna con un juego tortuoso sobre mi centro que me hizo mojarme enseguida.

¡Por Eros, Apolo y Afrodita!

Ambas sensaciones eran alucinantes y me estaban ectremeciendo. Esta vez no deseaba cerrar mis ojos, necesitaba observar cada detalle y tatuarlo en mi mente, quería tener un recuerdo perpetuo del amor que sentía por él.

No tenía caso ahogar mis quejidos, de todos modos sabía que de ése lado nadie podría escucharnos y mi cuerpo no tardó en explotar y demostrar lo mucho que estaba gozando. Temblé entre sus brazos mientras ese fabuloso toque de electricidad recorría cada centímetro de mi ser.

Todavía no tomaba estabilidad cuando descubrí a Donovan deslizando su ropa interior hacia abajo y liberarse por completo. Volteó a mirarme como esperando mi aprobación y en respuesta volví a unir nuestros cuerpos; su erección alcanzo a rozar mi centro caliente mientras sus labios me regalaron un pequeño beso y las puntas de nuestras narices se rozaban, podía sentir su aliento caliente sobre el mío y podía escuchar las palpitaciones de su corazón.