Narra Ryan.
Después de mi pequeña conversación con Jessica. No sé por qué me sentí tan mal conmigo mismo. Pero aún así ignoré el tema y seguí conduciendo hasta la casa de Emma. Una chica más para añadir a la lista. Y nuevo récord, ya que llevo trece chicas en esta semana. Llegué a la dirección que Emma me había mandado por mensaje y toqué el timbre. Bien, de todas las maneras en las que esperé que me abriese la puerta, que estuviese en ropa interior no era una de ellas. Me cogió de la camisa y me tiró hasta dentro de su casa, allí empezó a besarme desesperadamente. Al principio no respondí a sus besos, pero al abrir los ojos para verla, no me encontré con Emma, me encontré con una sonrisa de una persona a la que siempre he querido besar, Jessica. Empecé a responder el beso y a profundizarlo aún más. Desde que llegué lo único que quería era besar estos labios, sus labios... Cuando empezó a desabrocharme los botones de la camisa volví a abrir los ojos y me encontré con que no estaba con Jessica, seguía con Emma, y por acto reflejo me separé de golpe.
-¿Qué pasa cariño? -Dijo acercándose a mi.
-Nada.
Empecé a besarla otra vez, enfadado conmigo mismo y subimos a su habitación. Empecé a desnudarla al igual que ella hacía conmigo, pero no podía seguir. No puedo hacerlo.
-No puedo hacerlo. -Me volví a separar de ella y empecé a ponerme bien la camiseta otra vez.
-¿Por qué no? ¿No te gusto?
Hay veces que simplemente, me entran ganas de gritarle a las chicas que son así. Pero no lo haré.
-No, no me gustas. Adiós.
Salí de la casa lo más rápido que pude y me subí a la moto, no quiero volver a casa ahora, no puedo volver a casa ahora. ¿Qué por qué? Porque Tyler, alias el gemelo cotilla, preguntará y preguntará hasta enterarse de todo. Cada vez aumentaba más la velocidad de la moto, cualquiera que me vea pasar pensará que soy un loco, pero loco me voy a volver como no me desahogue de alguna manera, todo esto lo hago por mi hermano, pero esto no puede seguir así, ya no más por favor... Miré al frente y vi a una chica cruzando por un paso de peatones, es Jessica. Y voy a toda velocidad... ¡La voy a atropellar! Hice una maniobra para no atropellarla, y ella gritó del susto y se apartó rápidamente, pero al girar tan rápido me caí de la moto.
-¡Ryan! -Empezó a correr hasta llegar a mi lado. Sonaba preocupada y no lo entiendo, por qué tiene que ser tan buena conmigo cuando yo la estoy tratando mal. ¿Por qué?
-Estoy bien.
-Pero estás sangrando... -Dijo mirándome. Me pasé la mano por la ceja que me dolía y sí, estaba sangrando y joder, el labio también.
-Pero estoy bien.
-¿Seguro?
-¡Sí, joder, sí! -Me miró dolida pero como si no le importase me contestó.
-¡Bueno, pues vale! ¡Tendría que haberte pasado algo malo de verdad, por ir a esa velocidad te lo merecías! Por imbécil. Que eres un imbécil. No pienso volver a ayudarte nunca más, ni si quiera lo voy a intentar, porque ¿para qué? -Estaba muy enfadada y cada cosa que decía me dolía. ¿Por qué me sentía así cada vez que me decía cosas de este tipo? Me levanté del suelo como si nada, aunque tengo que reconocer que me duele bastante el pie. Y recogí mis cosas del suelo. No había nadie en la calle a esta hora y aún era temprano.
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¡Piérdete! -EDITANDO
HumorJessica Scott es una chica que está acostumbrada a pasar el día sola y tranquila. La mayoría de las veces se siente mal porque nadie la toma en cuenta, pero todo cambia cuando dos chicos llegan a cambiar su vida, uno de ellos la va a seguir a todas...