Capítulo 15.- La cita. [1/2]

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Narra Ryan.

Hoy era el día de la cita con Jess. Estaba nervioso, y creo que eso me lo notaría hasta el chico de la floristería esta mañana. ¡No es la primera vez que quedo con una chica, por el amor de dios!

-Pero si es la primera vez que quedas con una chica que te gusta de verdad. -Mi hermano aparece por la puerta de la cocina y lo miro sorprendido, ¿ahora es medium? Notó como lo miraba y aclaró. -Es por la cara de angustia que tienes. ¿He adivinado lo que estabas pensando?

-Eso ha dado mucho miedo Tyler, te lo digo en serio.

-¿Dónde la vas a llevar?

-Yo... no lo sé. ¿Dónde debería llevarla? Con toda la tontería de ser un imbécil no he podido conocerla tanto como tú, por favor, dime con qué puedo acertar con ella, te lo suplico. -Sonaba desesperado y de verdad lo estaba, yo quiero que esto salga bien, quiero causarle muy buena impresión en el entorno de estar en una cita, yo... yo quiero decirle que quiero que seamos algo más que amigos pero... si la cago no voy a conseguir más que una patada en el culo por impresentable.

-Tranquilízate, eso lo primero. Estás demasiado estresado, las chicas huelen el miedo.

-¡Pero qué dices! ¡Ni que fueran perros!

-Son peor aún.

-¡Tyler, estamos hablando de Jess!

-Lo sé, la amo, es genial. -A pesar de que lo decía en plan amistad, me molestó escucharlo decir que la ama.

-Es mía, ¿entendido?

-Uy cuidado, que se pone celosón. -Mi hermano empezó a reirse de mi y me sentí la cosa más insignificante del mundo.

-Ya en serio, por favor Tyler, ¿dónde debo llevar a Jess?

-Cualquier sitio le parecerá bien, eso sí, tendrás que estar pendiente a ella todo el tiempo.

-Cuando estoy con ella no puedo estar pendiente de otra cosa.

-¿A qué hora has quedado con ella?

-A la una.

-Debes ser puntual.

-Lo sé.

-¿Qué hora es?

-¡Mierda, menos cinco!

-¿Cuánto se tarda en llegar a casa de Jess desde aquí?

-¿Diez minutos?

-¡Exacto!

-No puede ser que vaya a llegar tarde, soy un imbécil, ¿y ahora que hago? Le voy a causar una mala impresión y me va a decir que no cuando le pida que sea mi novia. Ay, ay, ay... -Empecé a dar vueltas por la entrada de casa y Tyler me miraba sorprendido.

-¿Le ibas a pedir que fuese tu novia?

-¿Lo he dicho en voz alta?

-Pues sí.

-¡Joder! ¡Sí, la quiero! Necesito que sea mi novia, la quiero Tyler, la quiero.

-¡Pues corre o sino llegarás más tarde aún! Ve con cuidado, no creo que querráis tener vuestra cita en un hospital.

-¡Lo tendré, adiós!

Salí de casa corriendo, me subí a la moto y conducí hasta casa de Jess. Espero que no le moleste que vayamos en moto porque sino es otro punto menos. Ay madre mía, cuando le vaya a pedir que quedemos tengo que preparar las cosas tres semanas antes. ¡Casi ni he podido dormir de lo nervioso que estaba! Yo nunca he sido así, nunca me ha pasado esto. Aparqué en la entrada de la casa de Jess y toqué al timbre. No sé si debería decir que para mi suerte, o si para mi desgracia, pero el que me abrió la puerta fue su hermano.

-¡Oh, hola Tyler! -Mierda, piensa que soy mi hermano.

-No... no soy Tyler, soy el hermano de Tyler, soy Ryan...

-Entonces tú eres el chico con el que ha quedado mi hermana.

-Esto... sí.

-Pareces nervioso.

-Probablemente lo esté un poco.

-¿Por qué?

-Tengo miedo a fastidiarla.

-No la fastidiarás, mi hermana se conforma con poco.

-¡Te he oído, imbécil! -Y bueno, esa es la chica que me roba el sueño por las noches. La que acaba de insultar a su hermano delante de mis narices, me siento orgulloso de ella.

-Dile a tu novio que soy mejor que él.

-Primero, no es mi novio. Segundo, por decir eso te acabas de quitar el puesto de ser ''el mejor''.

-Él quiere ser tu novio, se le nota.

-¡Cállate Jack, vete!

-Adiós Ryan, cuídala.

-Lo haré... -Ahora estaba más nervioso que antes. Juraría que todo lo que ha dicho ha sido aposta para que me muera aquí mismo de los nervios.

-No le hagas caso, lo ha hecho para ponerte nervioso. ¿Lo ha conseguido?

-Puede.

-Estás pálido. -Sacudí la cabeza y creo que el color me volvió a la cara y mi cuerpo volvía a responder con normalidad.

-¿Ya?

-Sí, ya.

-Menos mal. Estoy terriblemente feo cuando estoy pálido.

-En realidad estás feo siempre, no te engañes.

-Eres horrible.

-Puede.

-Puede no, eres horrible.

-¿En serio? -Hizo pucheros para que me diese pena y aunque no lo consiguió me pareció demasiado adorable. Ella es adorable.

-En realidad, eres increíble. Pero no te lo tomes muy a pecho, no quiero que te vuelvas una creída.

-No soy una creída, ese puesto lo ocupas tú, bonito.

-Ya sé que soy bonito.

-¿Ves? Lo que yo decía. -Ambos empezamos a reírnos.

-¿Qué te apetece comer?

-No sé, ¿tú que quieres?

-Hablo en serio Jess, ¡lo que sea! ¡Te llevaré a que comas lo que sea! Piénsatelo bien eh, que esta oportunidad solo se presenta una vez en la vida.

-¡Quiero raviolis!

-¿Segura?

-Sí.

-Pues, ¡a comer raviolis!

¡Piérdete! -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora