Capítulo 2.- Una semana muy larga.

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Narra Jess.

Llego a mi casa después de un larguísimo viernes. Cualquiera diría que los viernes se le hacen muy cortos y que empiezan a disfrutar del fin de semana, pero mira tú por donde conmigo no se aplica esa regla. ¡La semana ha sido larguísima! Y no por nada en especial, no, claro que no, sólo que unos gemelos me han estado siguiendo a todas partes y aún sigo sin saber qué tengo de especial para que pasen tanto tiempo siguiéndome. ¿Seguirme a mi? Eso es una gran pérdida de tiempo, y el tiempo no está para malgastarlo, sino para aprovecharlo. 

Digamos que tuve la "suerte" de conocer a los chicos un lunes, un jodido lunes... Después de ese día mi semana ha sido magnífica y espero que el sarcasmo se note.


Martes:

Llego a clase, tarde como siempre, y me siento en mi lugar esperando que nada, o mejor dicho nadie, esté a los lados para entorpecer mi hora de "estudio". Pero como soy Jess y Jess atrae a la mala suerte, ahí se encuentran mis grandes amigos, a mi izquierda Ryan y a mi derecha, Tyler. Me siento y veo la amplia sonrisa que mantiene Ryan, apuesto lo que sea a que se está preparando para molestarme. Algo que me sorprende y que marca la diferencia entre ambos chicos, es que Tyler está muy concentrado en la clase tomando apuntes. Al menos uno de ellos es normal. Empiezo a tomar apuntes yo también ya que sino perderé el hilo de la clase y por muy extraño que parezca nadie me molesta en toda la hora. Suena el timbre del cambio de clase y me quedo en mi asiento. Tyler se levanta, coge una silla y se sienta a mi lado.

— Oye Jess, ¿tienes algo que hacer esta tarde? -Tardo en procesar lo que ha dicho y al entenderlo me pongo bastante nerviosa.

— Esto... Yo... —No puedo decir nada y aunque nadie me creería si lo contase, Ryan me salva de esta situación interrumpiendo.

— Hola Jess, hoy estás más guapa que de costumbre.

— Pero si me conociste ayer... Imbécil.

Hay algo que me sigue llamando la atención después de todo, y es que hablo con estos chicos con muchísima confianza cuando a la mayoría de las personas que se encuentran en esta clase las conozco de toda la vida y no puedo ni decirles un simple buenos días. Me doy cuenta de que los gemelos me miran fijamente con curiosidad y al darse cuenta de que me he dado cuenta, vuelven a hacer como si nada pasara. Pero aún así, la sonrisa de Ryan desaparece durante unos segundos mientras que su cabeza parece volar a otro mundo. Tyler me sonríe tímido y al igual que yo, mira de vez en cuando a su hermano que se ha quedado en el séptimo cielo.

— ¡Hey! ¡Ryan! —Tyler le agarra de un brazo y se lo lleva de mi lado. La cuestión es que siempre me termino quedando sola.


Miércoles:

Después de unas tres horas bastante duras, ya que tuve las tres asignaturas que peor llevo, por fin llega la hora del descanso y salgo como alma que lleva el diablo de la clase. Voy a la parte trasera del patio, donde nunca hay nadie, exceptuándome a mí, me siento bajo la sombra de un árbol, cojo mi manzana y saco el libro que empecé a leer hace unos días. Cuando tengo la intención de empezar a leer, dos sombras me hacen mirar hacia arriba y me arrepiento inmediatamente.

— ¿Qué hacéis aquí?

— Pues me aburría y pensé: ¿qué hará Jess en el descanso? Y te seguimos y aquí estamos. —Dice Ryan con su sonrisa. ¿Por qué coño sonríe tanto? Me pone de los nervios.

— Hay veces que pienso que actúas tal y como tu hermano quiere y no como quieres tú. —Digo mirando a Tyler.

— No eres la más indicada para hablar de cómo actuar, pero aún así, no tiene nada que ver mi hermano con mi comportamiento, quizá si te dieras la oportunidad de conocernos y tener amigos, te darías cuenta de que no soy como él. —Dice molesto y yo me sorprendo bastante por su reacción.

¡Piérdete! -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora